¿Resentido social? ¿Yo? Por supuesto que sí


Eduardo_Villatoro

El jueves y viernes de la semana anterior disfruté sobradamente leer los comentarios de simpatizantes y afiliados al nuevo partido llamado “Todos”, porque no imaginé que tantas personas de la derecha heredera de la amada UNE me hicieran la campaña de leer mi columna, aunque sospecho que son dos o tres los que, con nombres distintos, enviaron sus acotaciones, basado en la uniformidad de conceptos y similitud de bilioso estilo.

Eduardo Villatoro


Uno de los pocos frutos obtenidos al finalizar la guerra interna es que priva la libertad de expresión, y no como quisiera uno de los sujetos que se lamenta por el “desperdicio de espacio” en mi columna. Afortunadamente gracias a los que lucharon y padecieron persecución, amenazas y exilio (y a los que asesinaron) por reclamar ese derecho inalienable, y por la amplitud de criterio de los editores de La Hora, se conceden ámbitos en su portal incluso a los adeptos a la censura.
 
Respecto al titular de este texto, alguien que escribió a mi dirección me llama “resentido social”, como otros lo dicen taimadamente. Es cierto. Estoy  resentido ante la impunidad de políticos, funcionaros y empresarios corruptos (pero no contra personas consideradas individualmente) por la riqueza amasada ilícita e inmoralmente; contra el sistema de administración de justicia; la inequidad en el pago de impuestos, de la mano con la evasión y elusión tributaria; los gobiernos  que han marginado a los sectores más débiles; contra los racistas, clasicistas, sexistas, y agresores sexuales; en fin, en contra de esta dizque democracia representativa y de los partidos que cada cuatro años heredan el poder ilegítimamente y realizan contratos fraudulentos, práctica que, estoy convencido, no tolerarán los dirigentes del nuevo partido, menos en dudosas ventas masivas de medicamentos al Estado, todo lo cual no es el caso de los dirigentes de “Todos”.

Debo ratificar a los seguidores del “líder máximo”, que en ninguna línea dije que “Todos” haya pagado dinero al dirigente (supongo que no era dueño) de los finados “Verdes”, sino que elogié la extraordinaria alianza entre ambos; fuera de que doy la bienvenida a todos los que repentinamente devinieron en ambientalistas.
 
Otro casi me exige que dé a conocer mis “logros y hazañas”. Sería una excesiva y falsa autoglorificación, porque no son “hazañas” servir a mi pueblo como trabajador de la palabra y dedicar mi columna mediática a escribir por causas tan nobles como los beneficios que implica el cambio climático, los justos salarios que devenga la clase trabajadora, especialmente en el área rural, donde abundan las escuelas, centros de salud y otros servicios que constituyen factores para que Guatemala sea uno de los dos países latinoamericanos con los mejores índices en calidad de vida, gracias al empeño de gobiernos transparentes y a políticos que se caracterizan por ser fieles a sus partidos y leales a sus firmes convicciones  ideológicas, como los nuevos socialdemócratas morados.
 
(El también resentido social Romualdo Tishudo parafrasea a Óscar Wilde: –Si querés saber lo que un político dice realmente, mirá lo que hace, y no oigás lo que habla).