El general presidente ha lanzado dos globitos que al final se han convertido en globos aerostáticos: la despenalización de las drogas y la posibilidad de reformar la Constitución para que se permita la reelección presidencial, aunque por supuesto, él dice que en lo personal no tiene interés en el asunto.
De la despenalización ya hablamos lo suficiente y rechazamos la versión de que Pérez Molina y su acompañante estaban pagando facturas por el apoyo financiero recibido en la campaña pero estamos seguros que la ONU y la OEA rechazarán esta propuesta y quizás obtenga apoyo de otros países como Bolivia, en donde Evo Morales ya aceptó que masca hoja de coca (de donde se extrae la cocaína), lo cual es costumbre en su país desde hace cientos de años
En cuanto a lo segundo, la reelección presidencial, sería bueno que el mandatario volteara la vista a nuestra historia y observara como en tan “solo” 4 años los presidentes se vuelven multimillonarios robándose las arcas públicas, fuera de que a esas alturas ya el pueblo no los soporta y quisiera colgarlos en la plaza mayor.
Particularmente en la “era democrática” que partió con el honestísimo Vinicio Cerezo, ya la gente sabe con certeza que quienes han sido presidentes y los que llegan al poder tienen como su principal objetivo adueñarse de nuestro pisto y construir e invertir en negocios “productivos”, mientras que las promesas hechas y las obras prometidas se van al cesto de la basura y la corrupción.
Y lo peor del caso es que aquí, lamentablemente adolecemos de un analfabetismo educacional y uno más grave como es el político, en donde quienes ganan son los que más gorras regalan, más ofrecimientos hacen y más pisto tienen para acarrear gente que no saben ni por quien votan ya que el sufragio del más humilde campesino de la más remota aldea vale tanto como el del señorón de Cayalá, San Isidro, Oakland y otros asentamientos por el estilo.
La reelección es permisible en países con educación y cultura política y con sistemas diferentes como Estados Unidos, Alemania, Suecia (donde además hay monarquía), y muchos de Europa y los países bajos. Pero en Guatemala donde ni por asomo existe cultura política una reelección sería un genocidio contra el Estado.
Si a lo anterior agregamos que aquí no existen verdaderos líderes políticos particularmente en cuanto a honestidad, ética, amor a la patria y espíritu de trabajo se refiere, estamos más que amolados.
No generalísimo ese globo se desinflará rápidamente porque para todos cuatro años son un calvario que ni Jesucristo soportaría, ya no digamos más tiempo.