Iraníes de todo el espectro político elogiaron hoy la histórica conversación telefónica entre el presidente estadounidense Barack Obama y su homólogo iraní Hasán Ruhani, lo que refleja un amplio respaldo a una iniciativa apoyada tanto por los reformistas como por los clérigos conservadores del país.
A pesar de los elogios generalizados, los radicales opuestos a cualquier mejoría en las relaciones con Washington mostraron claramente su indignación a la llegada de Ruhani a Teherán. Varias decenas de manifestantes corearon «¡Muerte a Estados Unidos!» e intentaron bloquear la caravana de vehículos del mandatario iraní.
Al menos uno arrojó un zapato —un gesto usual de desprecio en Oriente Medio— hacia Ruhani, informó la agencia noticiosa semioficial Mehr. Otros reportes indicaron que fueron arrojados huevos a su vehículo.
«¡El diálogo con Satán no es ‘esperanza y prudencia’!», coreaban algunos, utilizando uno de los lemas de la campaña de Ruhani para las elecciones de junio.
Mientras tanto, los partidarios del jefe de Estado lo recibieron con alegría a su regreso de Nueva York, con carteles en los que le agradecían la búsqueda de la paz en lugar de la confrontación. Una manta afirmaba: «Sí a la paz, no a la guerra».
Ahora Ruhani tiene la difícil misión de intentar unir al país para que respalde su iniciativa de disminuir la tensión en el alejamiento de tres décadas de Estados Unidos y avanzar hacia un posible acuerdo que permita el retiro de las sanciones impuestas a Teherán por su programa nuclear. El esfuerzo de Ruhani parece tener el respaldo crucial del líder supremo del país, el ayatolá Alí Jamenei.
Pero incluso el apoyo del personaje más poderoso de Irán es insuficiente para acallar las críticas por los acelerados acontecimientos de los últimos días.
Alaeddin Borujerdi, que encabeza el comité de política exterior y seguridad nacional del Parlamento, dijo que la conversación de 15 minutos con Obama el viernes mostró el «poderío» de Irán, según lo citaron medios de comunicación iraníes. Y el cibersitio noticioso radical rajanews.com señaló que nada justifica que Ruhani hable con el «Gran Satán» —el término que usa para referirse a Estados Unidos_, y que la conversación fue un paso «extraño e inútil».
Ruhani ha seguido una política de moderación y de disminución de las tensiones con el mundo exterior, en un marcado contraste con el estilo ampuloso del ex presidente Mahmud Ahmadinejad. Ruhani dijo que Irán está listo para proporcionar garantías de que su programa nuclear no se empleará en la producción de armas, y para ello ofrece mayor transparencia y cooperación. A cambio ha exigido la cancelación de las sanciones.
Occidente dice que el programa atómico de Teherán tiene como fin desarrollar tecnología armamentista, mientras que el gobierno iraní argumenta que está encaminado a fines pacíficos.