Los presidentes iraní y venezolano, Mahmud Ahmadinejad y Hugo Chávez, sellaron la alianza entre sus respectivos países basada en un sentimiento antiestadounidense con la puesta de la primera piedra, hoy, de una empresa conjunta para producir metanol en Irán.
Ahmadinejad se congratuló por un «día glorioso» en el discurso de presentación del proyecto junto a Chávez que, por su parte, exclamó en árabe «si Dios lo quiere».
«Se ha dado un gran paso para reforzar los lazos fraternales entre los dos gobiernos revolucionarios y populares de Irán y Venezuela con el objetivo de construir sus países y hacer frente a todos los enemigos», añadió el presidente iraní.
«Â¡Vivan ambos países y todas las naciones revolucionarias y muerte a los enemigos!», sentenció Ahmadinejad en un tono parecido al usado por Chávez en algunos de sus discursos.
El presidente venezolano, por su parte, recalcó el deseo de «unir el golfo y el mar del Caribe» en aras de «un mundo multipolar».
Respecto al proyecto en común, éste se pondrá en marcha en las costas del Golfo en Assaluyeh (sur) e Irán y Venezuela tendrán iguales participaciones, explicó a los periodistas en Assaluyeh, Mohammad Hassan Peyvandi, director de planificación y desarrollo de la industria petroquímica iraní.
El proyecto tendrá un coste total de 700 millones de dólares y una capacidad de producción de 1,65 millones de toneladas anuales de metanol durante los próximos cuatro años.
Un proyecto similar, y también con un coste parecido, será puesto en marcha en Venezuela, agregó Peyvandi.
El objetivo de esta cooperación es hacer que la instalación iraní abra los mercados paquistaní e indio a Venezuela, mientras que la planta que se construirá en suelo venezolano debe facilitar el acceso al mercado latinoamericano a los iraníes.
Chávez llegó el sábado a Teherán al frente de una delegación formada por los ministros venezolanos de Energía, Economía, Relaciones Exteriores, Industria y Comunicaciones.
En el encuentro que mantuvo el domingo con su homólogo iraní, que le consideró como un «hermano de armas», Chávez afirmó que la «oleada antiimperialista» es «muy fuerte, especialmente en América Latina».
«Las bases de la opresión mundial se han debilitado y la victoria puede lograrse con la resistencia», subrayó por su parte Ahmadinejad.
El líder venezolano –que ha convertido los sentimientos antiestadounidenses en su caballo de batalla– le respondió que «la cooperación entre países independientes, concretamente Irán y Venezuela, tendrá un efecto importante en la derrota del imperialismo y la victoria de los pueblos».
Chávez se benefició también el domingo del honor, muy raro, de ser recibido personalmente por el guía supremo iraní, el ayatolá Ali Jamenei, que normalmente sólo se reúne con líderes extranjeros musulmanes.
El lunes, con motivo de la ceremonia referente a la futura planta de producción de metanol, iraníes y venezolanos tienen también previsto firmar otros contratos, entre ellos uno para la construcción de 7.000 viviendas, según la televisión estatal iraní.
Irán y Venezuela, miembros de la OPEP, también manifestaron su deseo de desarrollar su cooperación en el sector de la energía.
Irán es el cuarto productor de petróleo de la OPEP y Venezuela un miembro importante de ese cartel.
Desde su elección, en 2005, Ahmadinejad ha hecho de Chávez uno de sus «amigos» privilegiados en el escenario internacional.
El presidente iraní ya ha visitado dos veces Venezuela, la última de ellas en enero, en el marco de una gira por otros países latinoamericanos rivales de Estados Unidos como Bolivia y Nicaragua.
El mandatario venezolano, que visitó Rusia y Belarús antes de viajar a Teherán, pretende provocar a la Casa Blanca visitando países cuyas relaciones con Washington son todo menos que amistosas.
Este ha sido el tercer viaje de Chávez a Irán –país que tiene previsto abandonar el lunes por la tarde– desde la elección de Ahmadinejad.