Irán «está dispuesto a discutir» sobre asuntos relacionados con «el acceso a la información» y «la cooperación» con la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA), indicó hoy una portavoz del jefe de la diplomacia europea, Javier Solana.
Durante la reunión que Solana y el negociador nuclear iraní, Alí Larijani, mantuvieron el jueves en la Quinta del Pardo, en las afueras de Madrid, «hubo algunos progresos en una serie de aspectos. Irán está dispuesto a discutir sobre asuntos en suspenso con la agencia (ndlr: AIEA), que están vinculados al acceso a la información y a la cooperación» con ese organismo, explicó una vocera de Solana.
La AIEA, cuya sede está en Viena, presentó la semana pasada un muy duro informe en el cual estima que Irán sigue obstaculizando la actividad de los inspectores y continuará desafiando a la ONU si avanza en su programa de enriquecimiento de uranio.
«La reunión fue positiva» pero «no hubo un verdadero y fundamental avance», añadió la portavoz del alto representante de Política Exterior de la Unión Europea (UE).
«La suspensión (del programa iraní de enriquecimiento de uranio) es muy difícil. Si se hubiera alcanzado un acuerdo en ese sentido, el problema habría sido resuelto», declaró esta portavoz.
Al hablar ante la prensa la noche del jueves, Larijani y Solana no se refirieron directamente al principal obstáculo, es decir la exigencia de las grandes potencias occidentales de que Teherán suspenda sus operaciones de enriquecimiento de uranio.
«Hemos hablado de todos los temas», se limitó a afirmar Solana.
«Lo más importantes es que vamos a seguir trabajando a un ritmo más sostenido que en los últimos meses», añadió.
La portavoz del diplomático europeo confirmó el viernes que Larijani y Solana volverán a reunirse «dentro de dos semanas».
«Existe la voluntad de trabajar en el camino de la negociación. Solana informará ahora a las capitales» involucradas, explicó la misma fuente.
Las grandes potencias occidentales temen que la República Islámica aproveche su programa nuclear civil para fines militares, pues el enriquecimiento de uranio permite obtener combustible para una central nuclear, pero también es la materia prima de una bomba atómica.
Teherán ha negado en todo momento que su programa nuclear civil persiga un propósito militar y afirma que simplemente quiere garantizar el abastecimiento de sus centrales nucleares.
Irán considera que el enriquecimiento de uranio es un «derecho» que le asiste y sigue haciendo oídos sordos a los emplazamientos del Consejo de Seguridad que en tres resoluciones sucesivas (dos de ellas con sanciones incluidas), le pidió que suspenda el citado programa.