El presidente iraní Mahmud Ahmadinejad mantuvo el miércoles su actitud de desafío afirmando que la energía nuclear era vital para el futuro de Irán, cuando el plazo que le acordó la ONU para suspender sus actividades nucleares sensibles llega a su término.
En la víspera en Viena, las conversaciones entre el principal negociador iraní sobre lo nuclear, Ali Larijani, y el director de la Agencia internacional de la energía atómica (AIEA), Mohamed ElBaradei, no permitieron ningún avance.
«La energía nuclear es muy importante para el progreso y el desarrollo de nuestro país», declaró el presidente iraní en un discurso en la provincia Gilan (norte), según la agencia Isna.
Estas declaraciones concuerdan con las formuladas el sábado por el guía supremo iraní, el ayatolá Alí Jamenei, según el cual el programa nuclear es «el futuro y el destino» de Irán.
El 23 de diciembre, la ONU había adoptado sanciones contra Irán por haber rechazado suspender sus actividades de enriquecimiento, que la comunidad internacional teme sean desviadas de su finalidad civil para fabricar el arma atómica.
El Consejo de seguridad había acordado 60 días a la AIEA para entregar un informe determinando si Irán había procedido a «una suspensión completa» de sus actividades de enriquecimiento.
Por el contrario, ElBaradei debería constatar en un informe que debe entregar a más tardar el viernes, que Irán aumentó el enriquecimiento de uranio, corriendo el riesgo de provocar sanciones aún más drásticas de la ONU.
«Salvo cambio espectacular, informaré que Irán no se ha sometido a las demandas de la comunidad internacional», había afirmado a comienzos de la semana al Financial Times.
No hubo ningún cambió al término de las entrevistas del martes entre Larijani y ElBaradei.
Según el director de la AIEA, de aquí seis meses a un año Irán habrá adquirido los conocimientos para enriquecer uranio a escala industrial, con 3.000 centrifugadoras funcionando «en cascada».
Pero Teherán está aún «muy lejos de la capacidad para fabricar una bomba», destacó en su entrevista al Financial Times.
El martes, la Casa Blanca reafirmó la firmeza de la comunidad internacional, asegurando sin embrago querer solucionar el problema a través de las vías diplomáticas y rechazando las persistentes especulaciones sobre un recurso a la fuerza.
El Pentágono también calificó de «ridículas» las informaciones de la BBC según las cuales el ejército estadounidense poseería planes detallados de ataques aéreos contra las instalaciones nucleares y las infraestructuras militares iraníes.
En este contexto de tensión, los Guardianes de la revolución, el ejército ideológico del régimen islámico, iniciaron esta semana nuevas maniobras terrestres en dieciséis provincias iraníes.
«Toda gestión no convencional o ilógica recibirá una respuesta apropiada» advirtió Larijani el martes.
Un segundo portaaviones estadounidense, el «USS John C. Stennis», llegó el lunes al mar de Omán para unirse al «USS Eisenhower», medida presentada en enero por la Defensa estadounidense como una advertencia a Teherán.
El proyecto de un escudo antimisiles norteamericano en Polonia y la República Checa está destinado a proteger de una amenaza de Irán, afirmó el miércoles en Berlín la secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rice.
«Tenemos una creciente amenaza de misiles iraníes y debemos poder hacerle frente», dijo Rice a los periodistas poco antes de una reunión en la capital alemana del Cuarteto para la paz en Oriente Medio.
«Todos comprenden que con una creciente amenaza de misiles iraníes que es muy pronunciada tiene que haber formas de tratar ese problema», agregó.
«Estos sistemas de misiles están destinados a enfrentarse a amenazas posteriores al 9/11», dijo, refiriéndose a los atentados perpetrados en Estados Unidos el 11 de setiembre de 2001.
«Polonia y la República Checa son países independientes. Ellos toman sus propias decisiones», y han decidido participar en el proyecto, indicó.
Rice, que conoce a fondo los sistemas de misiles, rebatió las sugerencias de que este proyecto de escudo antimisiles plantee una amenaza para Rusia.
«Cualquiera que sepa algo sobre esto le dirá que no es posible que diez interceptores en Polonia y una instalación de radar en la República Checa sean una amenaza para Rusia, que de alguna forma disminuirán el aparato disuasivo ruso de miles de cabezas nucleares», explicó.