Paralelamente, una gran mayoría de los diputados del Parlamento iraní (239 de los 290) advirtió a las seis grandes potencias encargadas de las negociaciones sobre el controvertido programa nuclear iraní que no dejen escapar la ocasión «histórica» que brinda la reunión del jueves en Ginebra.
Con la intención de mostrar la buena voluntad de Irán, el jefe de su programa nuclear, Ali Akbar Salehi, afirmó que su país «informará próximamente a la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) del calendario de las inspecciones de su segunda planta de enriquecimiento» de uranio en Fordoo, al sur de Teherán.
La tensión aumentó considerablemente el viernes tras el anuncio de la existencia de esta nueva planta. Los países occidentales, que tienen profundas sospechas sobre las ambiciones nucleares de Irán, respondieron con nuevas amenazas de sanciones contra este país.
Buscando calmar las inquietudes, Teherán, que desmiente desde hace años querer dotarse del arma atómica, aseguró un día después que la nueva planta estará bajo supervisión de la AIEA.
Sin embargo, dando una de cal y otra de arena, ayer hizo una demostración de su potencial balístico con el lanzamiento por sus tropas de élite de misiles capaces de alcanzar a Israel, su enemigo número uno. Se trata de misiles Ghadr-1, la versión mejorada de los Shabab-3 de un alcance de 1.800 km, y de un misil de dos pisos Sejil, de un alcance de 2 mil km.
En la misma línea, hoy, los responsables militares iraníes anunciaron la próxima construcción de una nueva generación «mejorada y ultradesarrollada» de los Sejil.
Estas maniobras fueron calificadas de «provocación» por Estados Unidos, que amenazó con nuevas sanciones en caso de fracaso de las discusiones en Ginebra.
El jefe negociador del tema nuclear iraní, Said Jalili, discutirá con representantes del grupo 5 1 (China, Estados Unidos, Francia, Rusia, Reino Unido y Alemania) sobre el nuevo paquete de propuestas presentadas por Teherán.
Este paquete, destinado según Teherán a regular el problema de la proliferación nuclear, no menciona ni el controvertido programa iraní ni la cuestión sensible del enriquecimiento de uranio.
Teherán quiere discutir globalmente sobre una serie de cuestiones que interesan al mundo, y afirma que hay mucho que ofrecer para la seguridad de una región sensible en la que el ejército estadounidense está presente en dos frentes, Irak y Afganistán.
Las autoridades iraníes se niegan a prescindir de su «derecho inalienable» a enriquecer uranio para alimentar sus futuras centrales nucleares. En Ginebra, Teherán pedirá a las grandes potencias autorización para importar uranio enriquecido al 20%, para un reactor de investigación.
El grupo 5 1 ya hizo una serie de propuestas a Irán, entre ellas una mejora de las relaciones diplomáticas y una cooperación tecnológica a cambio de la suspensión de su programa nuclear sensible, a las que Teherán no dio continuidad.
Tras 14 meses de incertidumbre, Irán está bajo tres resoluciones de la ONU con sanciones.
Pero la insistencia estadounidense sobre el endurecimiento de estas sanciones tiene una respuesta tibia de Rusia y China. Moscú llamó a la comunidad internacional a que no «ceda a la emoción» y Pekín dijo estar esperando a una «distensión de la situación».
Las pruebas de misiles iraníes no deben ser utilizadas como pretexto para promover sanciones contra Teherán, declaró hoy el viceministro ruso de Asuntos Exteriores, Serguei Riabkov, citado por la agencia Interfax.
«En la actual situación, de ninguna manera puede usarse ese hecho como un pretexto para promover el debate sobre la aplicación de sanciones», declaró Riabkov.
El viceministro, negociador ruso en las conversaciones sobre el programa nuclear iraní, admitió sin embargo, que esos ensayos de misiles daban «más argumentos a quienes abogan por sanciones suplementarias».