Irán acusó a Estados Unidos, que detuvo a cinco miembros del «consulado» iraní en el Kurdistán iraquí, de querer impedir su cooperación con Irak, y de azuzar las tensiones entre chiítas y sunitas en la región.
«Estados Unidos quiere hacer que las relaciones entre los gobiernos iraní e iraquí se vean afectadas», declaró Mohamed Jafari, adjunto del Consejo Supremo de la Seguridad Nacional iraní, quien confirmó que había viajado a Irak a pedido de las autoridades iraquíes.
Citado por la agencia oficial Irna, este responsable afirmó que había viajado a Irak luego del viaje del presidente iraquí Jalal Talabani a Teherán para «ocuparse de las cuestiones pendientes».
Jafari declaró que se había reunido con los dirigentes iraquíes y kurdos, entre ellos Massud Barzani, «para hablar de algunos proyectos de desarrollo, de la incursión de rebeldes a Irán a partir de Irak (…), de la necesidad de instaurar la seguridad en Irak y de los medios de luchar contra los grupos terroristas».
El ejército estadounidense tiene en su poder a cinco personas detenidas durante un ataque, el 11 de enero, contra una «oficina de enlace» iraní en Erbil (350 km al norte de Bagdad), que supone están «estrechamente vinculados con las actividades contra Irak y las fuerzas de la coalición» en ese país.
Estados Unidos acusa regularmente a Irán de apoyar a los grupos terroristas iraquíes.
Jafari precisó que «los norteamericanos atacaron el consulado cuando la delegación iraní sostenía conversaciones con el presidente y el gobierno de la región del Kurdistán iraquí».
«El objetivo de los estadounidenses era detener a los responsables de la seguridad iraníes que habían viajado a Irak para desarrollar la cooperación en el terreno de la seguridad entre los dos países», declaró por su parte el ministro de Relaciones Exteriores, Manuchehr Mottaki, citado por la agencia semioficial Irna.
Mottaki agregó que su homólogo iraquí, Hoshyar Zebari, le había afirmado en una conversación telefónica que los «diplomáticos iraníes serían liberados próximamente».
«El gobierno iraquí hace todo lo posible para obtener la liberación de los iraníes detenidos», declaró el jueves Ali al Dabbagh, portavoz del primer ministro Nuri Al Maliki, agregando que no se trataba de «diplomáticos».
Jafari también acusó a Estados Unidos de tratar de «responsabilizar a Irán de la inseguridad en Irak (…) y de su fracaso en ese país. Lo cual es falso».
También destacó que no había «ningún iraní entre los que cometen operaciones suicidas en Irak. Ellos son originarios de países árabes de la región que son los aliados de Estados Unidos».
Irán, de mayoría chiita, apoya al gobierno iraquí dirigido por sus aliados chiitas.
Por último, Mottaki acusó a Estados Unidos de tratar de «atizar un conflicto entre chiitas y sunitas en la región».
«Próximamente vamos a revelar esos planes», agregó sin otra precisión.
Ocho países árabes (Arabia Saudita, Kuwait, Emiratos Arabes Unidos, Qatar, Bahrein, Omán, Egipto, Jordania) y Estados Unidos pidieron el martes a Irán que no intervenga en los asuntos iraquíes durante una reunión en Kuwait con la secretaria de Estado Condoleezza Rice.
La influencia de los chiitas iraníes en la región inquieta a los grandes países árabes, de mayoría sunita.