El demócrata y cubanoestadounidense Albio Sires, el último representante hispano en entrar en el Congreso, se comprometió en una entrevista a luchar por lograr este año la retirada de las tropas estadounidenses de Irak y una reforma migratoria que regularice a los indocumentados.
«Me gustaría que nuestros soldados vuelvan dentro de un plazo de un año, en la medida de lo posible porque el presidente (George W. Bush) es el comandante en jefe», afirmó el representante de Nueva Jersey (este), después de que los demócratas tomaran el control de ambas Cámaras del Congreso el pasado jueves.
«No estoy de acuerdo con la guerra en Irak. No estuve de acuerdo cuando empezó y nunca hubiera votado a favor de la guerra», aseguró Sires, que se sumó a los 25 hispanos de la Cámara de Representantes, tras ser ratificado en las elecciones de noviembre en el escaño que ocupaba el ahora senador Bob Menéndez.
Las declaraciones del congresista, nacido en Cuba hace 55 años, reflejaron la opinión de dos de cada tres hispanos, la minoría más importante del país, que son favorables a una retirada de las tropas estadounidenses de Irak «cuanto antes», según una encuesta publicada esta semana por el Pew Hispanic Center.
El presidente Bush anunciará la próxima semana su nuevo plan para Irak, donde murieron cerca de 3.000 soldados norteamericanos desde 2003, aunque los demócratas ya anunciaron que se opondrán a un aumento de las tropas y exigieron un cambio de rumbo.
Sires deseó asimismo que el Congreso apruebe este año la reforma migratoria que quedó bloqueada en septiembre pasado por la oposición de los republicanos en la Cámara de Representantes, a pesar de que el propio Bush había presentado esa medida como uno de los principales objetivos de su segundo mandato.
«Espero que este año haya una reforma amplia (que abra el camino a la regularización de los ilegales), en la que el indocumentado no se sienta un criminal», afirmó Sires, mientras el jefe de la mayoría demócrata en el Senado, Harry Reid, introdujo la medida entre las diez prioridades de la legislatura.
Para responder a las necesidades de la comunidad hispana, que supera los 43 millones de personas en Estados Unidos, el congresista también se comprometió a luchar contra los precios altos de la vivienda: «Alcanzamos un momento en que no podemos vivir en mi distrito» a causa de los elevados precios, aseguró.
Sires, que solicitó entrar en el Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara, lamentó asimismo que el gobierno de Bush «haya ignorado a Latinoamérica durante seis años».
«Creo que tenemos que cambiar esa política y acercarnos a los países de la región», sostuvo.
Para el congresista, acercarse a Latinoamérica no significa necesariamente aprobar los acuerdos de libre comercio con Perú, Colombia y Panamá, que deben ser sometidos al Congreso estadounidenses para su ratificación.
«Tengo que ver exactamente qué clase de ley van a presentar», advirtió. «Tiene que ser un acuerdo que no cause daño en este país, porque los que salen más perjudicados en este país son casi siempre los hispanos», aseguró.
Respecto a Cuba, país que dejó con sus padres en 1962, Sires ofreció declaraciones similares a la posición oficial de Estados Unidos y planteó como condición para modificar la actual política estadounidense que «haya un cambio en la isla»
«Si muere Fidel (Castro), me gustaría un movimiento hacia la democracia en Cuba», declaró.