Las fuerzas iraquíes lanzaron el sábado una operación para capturar vivos o muertos a los insurgentes de Al Qaida que secuestraron a 14 policías, los degollaron y luego se jactaron de ello en internet.
Mientras tanto, en Washington, el gobierno de George W. Bush destituyó al jefe civil del ejército norteamericano ante las críticas sobre la forma en que son tratados los militares estadounidenses heridos cuando regresan a su patria.
Ambos acontecimientos tuvieron lugar durante operaciones masivas de los militares norteamericanos y las fuerzas de seguridad iraquíes en Bagdad y la ciudad de Ramadi (oeste de Irak), el epicentro de la guerrilla sunita iraquí, que según los habitantes está sitiada.
El director de las operaciones del ministerio del Interior iraquí, el brigadier general Abdel Karim Jalaf, declaró a la AFP que 14 policías que desaparecieron luego de que su convoy fuera emboscado el jueves habían sido encontrados muertos en las calles de Baaquba, al norte de Bagdad.
«El ministro sigue este caso estrechamente y dio la orden de perseguir a estas personas y castigarlas. El jefe de la policía de Baaquba reunió información de inteligencia y la operación se está desarrollando», afirmó Jalaf.
Por otra parte, el ministerio de Defensa iraquí anunció que había matado a tres «terroristas» y arrestado a otros nueve en Baaquba, pero no estaba claro si este episodio estaba relacionado directamente con los asesinatos de los policías secuestrados.
El jueves al anochecer, unos 55 miembros de las fuerzas del ministerio del Interior chiitas viajaban desde Baaquba a la cercana ciudad de Jalis para aprovechar un permiso cuando fueron emboscados por insurgentes sunitas.
Los rebeldes capturaron a 14 de ellos, dijo Jalaf.
Poco después, una coalición de grupos guerrilleros digidos por Al Qaida dijo en un mensaje difundido en internet que los rehenes serían asesinados para vengar la supuesta violación de una mujer sunita en Bagdad por la policía chiita.
El viernes, un segundo mensaje indicó que la matanza había sido llevada a cabo y prometió que se difundiría un video de los asesinatos.
«Fueron encontrados en las calles de Baaquba. Habían sido degollados y sus manos estaban atadas», declaró a la AFP Uday al Jadran, el alcalde de Jalis.
Jalaf afirmó que la idea de que estos hombres fueron asesinados en respuesta a una supuesta violación era propaganda de un grupo que ya estaba en guerra con las fuerzas de seguridad.
Las tropas norteamericanas e iraquíes continuaban su acción en Bagdad, casi tres semanas después de lanzada la Operación «Fardh al Qanoon (Imponiendo la ley), para tratar de poner fin a la violencia en la capital.
Por lo menos seis helicópteros artillados Apache del ejército norteamericano sobrevolaban el centro de la capital en círculos mientras las tropas y los vehículos blindados establecían retenes y efectuaban allanamientos.
Oficiales estadounidenses e iraquíes confirmaron que esta semana las tropas iraquíes y norteamericanas crearon su primera base permanente en Ciudad Sadr, un bastión de la milicia chiita en Bagdad, una estación de seguridad conjunta en el límite de este distrito.
Lo mismo sucedía en Ramadi, que Al Qaida ha declarado capital de un «Emirato Islámico de Irak», donde los habitantes indicaron que las fuerzas norteamericanas habían cerrado todas las entradas a la ciudad.
En Washington, el secretario de Defensa, Robert Gates, destituyó a un colega de menor rango, el secretario del ejército Francis Harvey, afirmando que estaba «decepcionado» por la respuesta defensiva del servicio a un escándalo por la forma en que eran tratados los militares que regresaban heridos de Irak.
Por su parte, Bush, en comentarios preparados para su discurso radial semanal, también dijo que se sentía «muy afectado por las recientes informaciones de malas condiciones en el Centro Médico Walter Reed del Ejército».
El Post denunció que los soldados convalecientes eran alojados en habitaciones con paredes cubiertas de moho, agujeros en el techo e infestadas de ratas.