La cineasta estadounidense Kathryn Bigelow, única mujer que dirige un largometraje a concurso, irrumpió ayer en el Festival de Venecia con un filme fuerte y ambiguo sobre la guerra en Irak.
Con «The Hurt locker», Bigelow, considerada entre los directores de cine más innovativos, aborda un tema arriesgado, que ya ha sido tratado en todas las formas y con todas las tendencias por el cine estadounidense.
«La guerra es una droga», se anuncia en el subtítulo del filme, que ilustra la espeluznante misión diaria de un equipo de artificieros estadounidenses, especializados en desactivar artefactos explosivos en Irak.
«Cuando me contaron que todos son voluntarios y que les gusta tanto su trabajo que no logran hacer otra cosa, entendí que ese era el tema de mi nuevo filme», contó a la prensa la cineasta al presentar, tras seis años de inactividad, su nueva película.
La directora se inspiró en una crónica del reportero de guerra Marc Boal, quien siguió por un mes completo a una patrulla de artificieros, soldados especiales, escogidos por el alto cociente de inteligencia y que en pocos segundos deben decidir entre la vida y la muerte.
«Quise darle un rostro humano al conflicto», aseguró la cineasta, al ser interrogada sobre las razones que la llevaron a presentar a los soldados estadounidenses por casi toda la duración del filme como héroes, llenos de buenos sentimientos, pese a que combaten en un país que los ven y tratan como ocupantes.
La guerra, tratada por la cineasta con una sorprendente visión masculina, con escenas violentas, estallidos, tensión y sangre, durante las cuales los civiles iraquíes aparecen distantes y tan sólo como eventuales enemigos forrados de bombas, resulta de todos modos inútil e injusta.
El reportero Boal inspiró también el filme «In the Valley of Elah» de Paul Haggis, un documento menos ambiguo y más directo contra la guerra en Irak, junto con «Redacted», de Brian de Palma, dos cintas que fueron estrenadas el año pasado en Venecia.
«Pido y rezo para que los soldados estadounidenses sean retirados de Irak», declaró la cineasta.
«Sólo un hombre es capaz de decidirlo: Barack Obama», agregó, al mencionar al candidato demócrata para las elecciones presidenciales de noviembre próximo.
Bigelow, elogiada por el filme «K-19: The widowmaker» (2002), sobre la tripulación de un submarino soviético que evita un desastre nuclear, compite junto con otros 20 títulos por el León de Oro, que será otorgado el próximo sábado.
El drama familiar de Jonathan Demme, «Rachel getting married» y el dibujo animado del japonés Hayao Miyazaki, «Ponyo on the cliff by the sea», figuran entre los favoritos, los dos con 35 puntos, según la clasificación del diario del festival Ciak, que consulta a los diez mayores críticos italianos.
Entre los filmes bien recibidos por la crítica y proyectados este jueves, figura «Gabbla», del argelino Tariq Teguia, tachado como el «Antonioni de Argelia», por los largos silencios y las tomas lentas con la cámara fija.
La cinta, de 140 minutos de duración, seduce por la fotografía del desierto y agota por la inexplicable fuga que emprende el protagonista, un topógrafo que recorre con una inmigrante africana buena parte de su país, Argelia, descubriendo pobreza, extremismo islámico y guerra.
La Mostra, criticada este año por combinar en su programación cine de autor con películas deprimentes y poco entusiasmantes, así como por la ausencia de grandes estrellas de Hollywood, está por clausurarse con un balance negativo, lo que genera polémicas en Italia contra el director Marco Mí¼ller, a quien se le reprocha de ser «un pésimo cazador» de filmes, como escribió diario Il Corriere della Sera.
Ningún filme latinoamericano fue seleccionado para la competición oficial, a excepción de la primera cinta como director del mexicano Guillermo Arriaga, quien concursa bajo la bandera de Estados Unidos, un hecho que ha sorprendido a la crítica especializada.