¿Quitar la Vicepresidencia o ir al Mundial?


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La ocurrencia es sin duda alguna el elemento dominante en la “propuesta” de nuestros políticos para engatusar al electorado y de esa cuenta a uno se le ocurre prometer que llevará a nuestra selección al Mundial de Futbol, mientras a otro le parece que ante la polémica figura de la actual Vicepresidenta de la República, la gente se va a encampanar con una propuesta de refundación del Estado que parte de la supresión del cargo de Vicepresidente para que no haya más Roxanas que lo desempeñen de igual forma.

Oscar Clemente Marroquín
ocmarroq@lahora.com.gt


Cuando se dice que hay que suprimir la Vicepresidencia de la República para terminar con la dualidad y competencia que existe entre el primer y el segundo mandatario de la Nación, es evidente que se habla de lo que ahora está ocurriendo, porque en términos generales el Vicepresidente no ha tenido el papel protagónico del gobierno actual, pero ese tema no es institucional sino de personalidades.

Siguiendo con la lógica de Roberto Alejos, promotor de la idea, habría que suponer que durante el gobierno de Colom se tuvo que haber decretado legalmente la supresión del papel de cualquier Primera Dama, porque también mucha gente, entonces, sentía que la influencia de la esposa del mandatario era de tal calibre que ponía en peligro la institucionalidad democrática, toda vez que sin ser electa, decidía por sí y ante sí, regañando a ministros de Estado, para marcar el rumbo del gobierno. O acaso hubiera sido bueno disponer que los Presidentes no debieran tener pareja para no verse limitados en el ejercicio de su poder.

La refundación del Estado no puede manejarse con ocurrencias ni criterios tan superficiales. El problema de fondo de nuestro modelo político está en la cooptación que del mismo hicieron tenebrosos poderes ocultos que se encargan de financiar cada uno de los proyectos electorales que surgen con la condición de que pongan al Estado al servicio de los negocios e intereses de esos grupos de poder.

La certeza de que el modelo político nacional está en crisis, aunque aún no en agonía, hace que el tema se pueda convertir en elemento de propaganda para agarrar incautos, pero la realidad es que las propuestas que se lanzan al ambiente son puro maquillaje para ocultar la realidad de lo que nos está pasando, con esa armonización que se hizo precisamente en los tiempos de Colom de todas las fuerzas oscuras para asegurarle a todos parte en la repartición del botín, de manera tal que ahora nadie discute ni cuestiona la forma en que se hacen los negocios porque hay una concertación entre políticos y empresarios para asegurar que todos sean debidamente salpicados.

Baste entender que cuando se propone integrar una Constituyente en las próximas elecciones, la iniciativa parte de la tesis de que sean los mismos partidos políticos actuales los que postulen candidatos y eso significa que no hay intención de un verdadero cambio porque para todos ellos es muy conveniente la forma en que se ha acordado ese reparto de pastel.

Quitar o no quitar la Vicepresidencia no cambia el panorama ni acaba con la corrupción generalizada. Lo que hay que exigir es que quien quiera que sea el Vicepresidente, cumpla con sus funciones constitucionales a cabalidad.