¿Quiere usted un cambio para Guatemala?


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Todo el mundo quiere que Guatemala cambie. Toda la gente está hastiada de vivir en este sistema polí­tico, social y económico. Todo el mundo está aburrido de vivir dentro de la mediocridad. Una mediocridad que puede verse, palparse y sentirse dentro de los conglomerados más pobres y dentro de los conglomerados más ricos.

Roberto Arias

 


En Guatemala se vive alrededor de los mismos problemas de siempre: Pobreza, desempleo, hambre, desnutrición, enfermedades, etc. Eso es vivir ahogados en un vaso de agua y la población no se atreve a hacer los cambios. Pero todos están cansados “de lo mismo” y sigue el carrusel. Un paí­s raro, con pensamientos raros.

Los ciudadanos esperan que alguien cambie –con magia– las condiciones económicas y sociales de esta miope y subdesarrollada sociedad. Como decí­a la tí­a Catocha en sus tiempos mozos: “Están jodidos muchá”. ¿Comprenderán los guatemaltecos lo que significa un cambio?

Cuentan que Henry Ford estaba muy enamorado y orgulloso de su modelo T. Cuando fue a Europa dejó la fábrica en manos de su asistente y hombre de confianza y al regresar, éste le enseñó un nuevo modelo creado por él, porque el modelo T ya tení­a cuatro años de estar con altas ventas en el mercado, pero los clientes no tardarí­an en pedir algo diferente. Dicen que Ford se metió las manos entre las bolsas del pantalón, dio tres vueltas alrededor de la nueva creación de su asistente, abrió una portezuela y la arrancó de un tirón. Subió al auto, lo destruyó con furia y despidió a su hombre de confianza. Ford no quiso aceptar el cambio y, eso dio oportunidad a la General Motors, su competencia, a despegar con amplitud y Ford quedó atrás por un buen tiempo.

Casos como el descrito nos afirman que el hombre, genéricamente hablando, es un ser que se resiste generalmente al cambio. En Guatemala los seres humanos quieren un cambio en toda la estructura del Estado pero, desgraciadamente no saben, en su mayorí­a, que las cosas no cambian por sí­ solas, sino que son las personas individualmente las que deben cambiar desde adentro de sí­ mismas hacia afuera para experimentar el Poder del Cambio.

El respeto es el principio más grande y poderoso del mundo y los guatemaltecos se faltan el respeto continuamente. Convierten en broma chusca la estupidez de “La hora chapina”, desvalorizando así­ el tiempo, los esfuerzos y los recursos de las personas que son cumplidas. Pero éstos exigen un cambio.

La irresponsabilidad, ver fútbol, chatear, jugar juegos electrónicos y beber cerveza jamás se ha visto que desarrolle a un pueblo. El recurso humano que más se desperdicia de una manera irresponsable en Guatemala es el potencial humano. Pocas personas están dispuestas a cumplir correctamente con sus obligaciones y dar un poco más en su trabajo. El subdesarrollo está en la mente del hombre. Un paí­s es el reflejo del pensamiento colectivo ciudadano, por eso Guatemala es un paí­s subdesarrollado.

Hay crisis de valores en Guatemala. ¿Cómo pretender el desarrollo en un paí­s con crisis de valores en donde la mayorí­a se resiste a cambiar? Sin embargo, todos quieren un cambio. Que los demás cambien, pero ellos no. Los cambios traen grandes responsabilidades y su costo es alto. 

Cuando existe verdadera voluntad de cambio, la adversidad es oportunidad, forma carácter y da sabidurí­a.

¿Quiere un cambio para Guatemala? ¿Tiene usted esa INTEGRIDAD? ¿Cuándo comenzará usted? ¿O confiará usted en la “INTEGRIDAD” de  los polí­ticos?