“Cada instante de la vida es un paso hacia la muerte” Pierre Corneille
El día lunes se contabilizaron nueve asesinatos con sanguinaria violencia, me pregunto ¿Qué sucede con la sociedad guatemalteca que cada día es más violenta?
licgla@yahoo.es
Es horroroso enterarse cómo matan a una madre y sus hijas, las desmiembran, y las declaraciones del padre y esposo, son el símbolo del desamparo en el que se encuentra la población, su delito: haberse negado a pertenecer a una pandilla, ¿Cuántos padres viven en este momento esa zozobra? Probablemente más de los que creemos, encontrándose con las manos atadas, de nada sirven las denuncias, porque; 1) Nadie va a tomar medidas a favor de cada uno de los ciudadanos amenazados/as, 2) Cada quien trata de proteger su vida y la de sus seres queridos, por lo que nos hemos convertido en seres aislados, 3) Existen más puntos rojos en Guatemala que policías cuidando del orden público.
Actualmente un muerto más, solamente engrosa las estadísticas del Inacif, pero, para cada familia, es un luto que dura por siempre, porque no existe mayor frustración, que no saber por qué murió un ser querido, que pensó en sus últimos momentos, no tuvo tiempo de despedirse, simplemente un día desaparece condenado/a por un juez invisible, sin cometer delito alguno, llama poderosamente la atención, por el dolor que causa, la muerte de un anciano dilapidado, así como los restos encontrados en una bolsa, de una persona de la que no se identifica momentáneamente su sexo, en momentos de dolor y frustración, ¿A quién acudimos? A nadie, porque nadie responde, todo el sistema si no se encuentra corrompido, es demasiado lento comparado a la forma en que operan las distintas redes delincuenciales, o de enfermos mentales, la Justicia como el valor más importante al que la sociedad aspira, no es más que una utopía, un sueño irrealizable. Todas y cada una de las familias guatemaltecas que lloran a un ser amado desaparecido en este nuevo conflicto armado, en el que las víctimas somos todos, porque aunque lo nieguen es un conflicto armado con diversas connotaciones, ya que no existen dos grupos en pugna, pero sí existen motivos para el mismo, en el que los muertos se cuentan por cientos, son torturados, de la forma más cruenta posible, y no existe manera alguna de parar la espiral de violencia en la que vivimos, hoy morirán más personas, y mañana también, y puede ser cualquiera, el pecado más grande es existir, ya no es tan siquiera salir de su casa, no señor, en la misma puede ser asesinado, sin que nadie haga nada, en lo personal admiro el trabajo de la señora Fiscal, pero la corrupción, y el sistema no permiten que salgamos del atolladero de violencia que cual el noveno círculo al que Dante hace alusión en la Divina Comedia, nos destroza cada día, sin que exista posibilidad, a corto plazo, de salir de él, el sufrimiento de cada familia, es el sufrimiento de Guatemala, que día a día se desangra, sin que veamos una pequeña lucecita en el camino, todos/as tenemos miedo, pocos son los valientes que se atreverían a salir a socorrer a alguien que grita desconsoladamente, porque le arrancan cada uno de los miembros de su cuerpo en vida, piense en cada niño, niña, joven, hombre o mujer que morirá en la angustia y soledad, viendo el rostro de sus asesinos sin poder defenderse, ¿Hasta dónde seremos capaces de soportar esta debacle de valores? ¿Quiénes son los responsables? Los que comercian con la vida humana, el crimen organizado cuyas ramificaciones, van más allá del tráfico de drogas, o de personas, los dueños del crimen, que se esconden en vehículos blindados, utilizan cadenas y anillos de oro, se encuentra en la cúspide de la pirámide de las bestias que se han apoderado de tantas vidas, la lucha contra el mismo aún no inicia. EL PROBLEMA NO ES MORIR, ES LA FORMA EN QUE SE MUERE.