El 8 de marzo es el Día de la Mujer y se da por celebrar a manera de agradecimiento por el fundamental rol que juega dentro de la sociedad, pero dejamos a un lado las consideraciones profundas que se tendrían que realizar por el papel que en conjunto, como Sociedad y como Estado estamos jugando con ellas.
En Guatemala, la mujer acapara primeros puestos que no son galardones. Es la mujer la más discriminada por razón de género; la más discriminada por la pobreza; lo es la mujer indígena por su raza y es la mujer, madre, la más discriminada por tener que dedicarse sólo a atender a los hijos. El sistema de salud y el educativo no las vuelven su prioridad mientras que la estructura laboral es prácticamente nula en generación de oportunidades de crecimiento.
Somos un país en que la mujer ha venido jugando un papel cada vez más importante en el rol familiar por la desaparición de la figura paterna por medio de dos factores fundamentales: migración y violencia. De repente y sin mayor preparación para enfrentarlo, es la madre la que se queda a cargo de mantener y educar a sus hijos mientras por buscar mejores oportunidades en el extranjero o por ser víctima de la irracional cultura de muerte, se quedan sin el padre en su vida cotidiana.
Es entonces cuando un día como el que se conmemora hoy debe ser más para analizar nuestra responsabilidad como Nación. Entender que en una cultura tan cerrada y conservadora, no es real la situación de igualdad de la mujer ante los hombres y ante la estructura económica y social.
Muchas veces se ha cuestionado si es por decreto o por la pura práctica que se logrará el “equilibrio” de participación en las esferas políticas, económicas, laborales, etc., pero debemos también recordar que mientras esa discusión se mantiene la situación se empeora.
Nunca ha sido ni será nuestra intención jugar un papel de machismo paternalista en un tema como tal sino que, sinceramente, debemos entender que no podemos pretender un avance como sociedad mientras mantengamos esas terribles fronteras y cercos a la integración verdadera y activa de la mujer.
Guatemala tiene muchas carencias que son parte de la falta de un pacto social que nos permita identificar cuál es el país que queremos, cuánto nos costará y quiénes seremos los responsables en trabajar para realizarlo. Esta exclusión, abandono y discriminación de la mujer, es un pilar fundamental en la imposibilidad de iniciar el proceso de desarrollo del país.
Minutero:
En el Día de la Mujer
queda mucho por hacer;
el ideal de la igualdad
no obra por casualidad