Cada vez es más evidente que la campaña electoral es vacía y que no aborda los temas más importantes del país y que los candidatos se sienten cómodos porque no tienen necesidad de asumir más compromiso que el de frases hechas, como la de “mano dura, cabeza y corazón†o la otra que ofrece “que lo bueno sigaâ€, sin especificar en ninguno de los casos absolutamente nada, de manera que nunca se sabrá cuándo habrá cabeza, corazón o mano dura, o si lo bueno que persiguen es para la gente o las mieles que han gozado en estos años.
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La administración financiera del Estado es un tema fundamental en el que se tendría que tener certeza de lo que van a hacer los políticos que lleguen al poder porque de ello dependerá mucho el futuro del país. Es importante saber las prioridades en el gasto público de cada uno de los candidatos de acuerdo con su plan de trabajo, si es que realmente hay alguno, y la forma en que pueden financiar sus proyectos, puesto que si alguien nos dice que va a seguir el ritmo de endeudamiento de este gobierno ya sabemos que estará comprometiendo a varias generaciones de guatemaltecos para pagar una deuda usada para funcionamiento y no para invertir en desarrollo.
Poca atención se pone al tema de la administración financiera, no obstante que es la piedra angular de toda la gestión pública, porque no sólo de ella depende la asignación de recursos para determinar las políticas de gobierno, sino que además puede ser la puerta abierta a la corrupción mediante la manga ancha para transferencias que empañan la ruta del dinero público. De la eficiente administración financiera del Estado dependerá en buena medida la posibilidad de disponer de recursos para enfrentar las consecuencias de la violencia, combatir la impunidad mediante un mejor sistema de administración de justicia y fortalecer a las instituciones públicas encargadas de cumplir con el mandato de garantizar la vida y la seguridad a los habitantes de la República.
Pero sin un buen criterio de administración financiera no habrá posibilidad de tener suficientes recursos para los programas sociales ni se podrán transparentar de manera tal que la auditoría social permita medir el impacto que van teniendo en el combate a la pobreza. Hoy en día se gastan cientos de millones, pero es imposible saber cuál ha sido su efecto por esa tendencia a ocultar los datos que fue la característica del programa dirigido por la actual candidata del oficialismo, hecho que justifica plenamente las dudas y suspicacias que generó esa gestión.
Por supuesto que si hablamos de gestión financiera tendrían que asumir un compromiso en cuanto a las formas de mejorar los ingresos del Estado. En campaña, el actual Presidente dijo que dinero había suficiente, pero que era mal utilizado. Una vez en el poder empezó a recular en su afirmación. Creo que es indispensable que los políticos actúen con toda claridad en esta materia, indicándonos si van a endeudar más al erario o si buscarán fórmulas de reforma mediante un pacto fiscal y cuáles serían sus expectativas en esa materia.
Guatemala está viviendo posiblemente los estertores de su cacareada disciplina fiscal, porque este gobierno se encargó de hacer añicos el orden macroeconómico, lo cual se entiende porque como su prioridad fue establecer la plataforma política de su empeño por no soltar el poder y traspasarlo formalmente a la esposa de Colom (formalmente porque de hecho vaya si no lo ha detentado) todo lo demás salió sobrando. Ese tipo de libertades funestas en cuanto al manejo de los recursos públicos no pueden seguirse permitiendo porque el país está en ruta de perder las únicas ventajas que tenía en el plano económico y de finanzas públicas.