¿Qué es un Estadista?


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A un Estadista se le reconoce inmediatamente, especialmente por su carisma, por la generalidad de su pensamiento, por su carácter, por su temperamento y por su perspectiva política central, que es la de hacer del Estado un instrumento al servicio de la Nación. Enorme cantidad de pensadores y filósofos han puesto preocupación sobre la idea de Estadista a través de la historia del mundo, en virtud de que los gobiernos han sido generalmente defectuosos y es la voracidad la que mantiene a los gobiernos y a la humanidad en vilo.

Roberto Arias


Platón, Sócrates, Aristóteles y otros analizaron a los gobernantes antiguos. José Ortega y Gasset analiza al Hombre de Estado en la modernidad. Platón y Sócrates coinciden en ser muy críticos en relación a los hombres de Estado. En 1927, José Ortega y Gasset escribió «Mirabeau o el político». Allí clasifica a los gobernantes en estadistas, escrupulosos y pusilánimes; el «hombre de Estado» debe tener lo que Ortega llama «virtudes magnánimas» y carecer de las «pusilánimes».
      
       El calificativo de Estadista también comprende a las personas que se encuentran por encima de las divisiones partidarias y de los sectores, en inquieta y creativa búsqueda del bien común, y asumiendo plenamente sus propias responsabilidades.
      
       Evocando a Charles de Gaulle, René Rémond explica así sus cualidades más nobles: “Charles de Gaulle también osciló entre la aspiración a la unanimidad nacional, y la incomodidad de ser el Jefe de una fracción enfrentada a otra. Solos, sin duda, los políticos que tienen talla de Hombre de Estado, conocen por cierto esta ambivalencia. Pero para el político común todo es simple, pues él no se plantea tantos interrogantes.”
      
       A raíz del sistema que persiste en Guatemala, que no es en la práctica el democrático sino el plutocrático, las cosas han funcionado o disfuncionado con una tristeza que ha matado el alma y el espíritu de los guatemaltecos. En Atenas se dio el primer antecedente de democracia. Sin embargo, en esta ciudad-estado también la democracia terminó convertida en una plutocracia. Según el argot político, la plutocracia es el sistema político donde gobiernan los ricos, los que tienen plata. La democracia, en contraste, es el sistema político donde gobierna el pueblo y, el pueblo se refiere a los pobres como a los opulentos. En la plutocracia, el poder se ejerce de manera discrecional, los ricos establecen las normas y por lo tanto, de ahí a una dictadura sólo hay un paso o ninguno.
      
       De allí que las llamadas “oscuras fuerzas paralelas”, en Guatemala, han asesinado cobardemente a quienes han osado haber nacido con las características de Estadista, verbigracia Manuel Colom Argueta, Alberto Fuentes Mohr, Adolfo (Fito) Mijangos López, y una interminable lista de personas pensantes, incluyendo a dirigentes sindicales; magisteriales; periodistas; artistas y, ya no digamos, estudiantes universitarios generalmente de la Universidad de San Carlos de Borromeo de Guatemala.
      
       Richard Ruderman sostiene que en los países democráticos modernos, la propia idea que aún puedan existir estadistas en todo el sentido de este término, es de por sí una idea cuestionable.
       Quien ahora gobierna es la voracidad, apegada particularmente a los recursos naturales y especialmente al excremento del diablo: El petróleo.
      
       ¿Cuál cree el lector que es el pensamiento y la posición ideológica de quienes ahora nos gobiernan: Otto Pérez y Roxana Baldetti? ¿Serán ellos Estadistas que velan por el bien de la Nación?