Los maestros que hacen uso de la pregunta, con los alumnos, en el aula, como una técnica de enseñanza-aprendizaje, han sido preparados en su curso de metodologías didácticas, sobre la importancia de preguntar para estimular a los alumnos a pensar antes de contestar. El asunto no es si lo hacen o no, sino cómo y por qué lo hacen. Según las observaciones de clases, la mayoría de maestros hacen preguntas para obtener una respuesta única y luego decir si está o no correcta la respuesta.
Es igual a los exámenes estandarizados-respuesta única-sistema cerrado- y así no hay mayor acción de pensar mientras están en el aula. El utilizar esta forma de usar la pregunta está considerado como un aula activa e interactiva con la participación de los alumnos cuando realmente se mantiene la superficialidad del proceso educativo. Según mi criterio, la pregunta más profunda es la que estimula a los alumnos a pensar y repensar lo que han aprendido, antes de contestar y luego poder ampliar su respuesta para explicarla en otras palabras.
El fin de una buena pregunta es estimular las habilidades de la jerarquía más alta de pensamiento; análisis, síntesis, evaluación y aplicación, lo que a la vez produce la creatividad y crítica del pensamiento. Enseñar y practicar las habilidades de pensar, depende de la interacción con otras personas. Un ejemplo de pregunta más profunda, es una que requiera a los alumnos, explicar cómo los componentes (de tal cosa) se integran o afectan unos a otros.
A continuación presento una serie de preguntas que pueden ser usadas para evaluar si los alumnos realmente entendieron el contenido presentado por el maestro. Visualicen que están en clase pidiendo a los alumnos contestar: ¿Cuál es el nombre del personaje central? Es S o P (superficial o profunda). Pero si añado: ¿Qué pasaría si (tal situación) en el cuento, cambiara? Después de la respuesta se pregunta ¿Por qué? La pregunta superficial se convierte en una más profunda que requiere que el alumno piense más antes de responder. Por espacio, sólo voy a mencionar una serie de preguntas. Es su tarea pensar cómo y cuándo las formulan. ¿Cómo puede usar la plastilina para crear un diseño propio de la célula de una planta? ¿Qué ideas tiene sobre la situación real que leímos y cómo esto afecta su vida? ¿Cómo puede comparar y contrastar los proyectos de los otros compañeros?
Las preguntas de seguimiento, a continuación, pueden ser utilizadas desde el nivel inicial hasta el diversificado y con mayor profundidad, después. ¿Qué quiere decir con su opinión? Ayúdeme a entender mejor su comentario. ¿En qué se ha fijado y cuál es la diferencia (entre cuál y tal cosa)? ¿Qué ha descubierto en su investigación y cómo puede usarlo? ¿Será siempre de la misma manera, si es, por qué y si no es, por qué? ¿Puede decirme en sus propias palabras lo que entendió? Dígame más sobre el tema. Ayúdeme a describir y entender lo que me dice. ¿Por qué es necesario saber eso? ¿Qué preguntas le vienen a la mente cuando piensa en eso? ¿Quisiera que fuera fácil? Esta última es para evaluar el nivel del alumno. Visualicen sus vacaciones y dibujen en un conjunto, los eventos más destacados. ¿En qué maneras…? ¿Cómo pueden esas cosas ser diferentes si…? ¿Y qué? ¿Por qué eso es importante? ¿Qué propósito tiene aprender acerca de…? ¿Cómo relaciona (tal cosa) a nuestras vidas? Hay que ir más lejos que simplemente pedir a los alumnos explicar algo; hay que pedirles que hagan conexiones entre el concepto y sus efectos sobre (tal cosa).
Después de hacer una pregunta, hay que esperar unos segundos (para algunos alumnos es una eternidad) para permitir al alumno pensar y construir su respuesta, que pueda ser ampliada de acuerdo a las preguntas de seguimiento. Eso requiere que los alumnos, no sólo uno, tengan el tiempo necesario para reflexionar (interrelacionar información nueva con los conocimientos previos), para analizar y sintetizar antes de responder. Una pregunta que a los alumnos les gusta, es la que les permite hacer una predicción. Presentar la portada de un libro que tiene además del título, alguna lámina visual y pedirles predecir el argumento del libro. Los otros alumnos, además del que al que se dirige la pregunta, pueden ampliar la predicción dada. De la misma forma se puede hablar de implicaciones del concepto. Hay que recordar que el uso de las preguntas debe ser el estímulo para producir discusión, conectar hechos y poder dar la justificación de la racionalidad del alumno. Una pregunta que puede demostrar la emotividad de un tema es ¿Qué pensamientos tiene acerca de…y explique por qué usted siente así? Las actividades en el aula serán tan buenas como las preguntas sean y cómo las utilicen los maestros. Como han podido leer, las preguntas anteriores pueden tener varias respuestas debido a la individualidad de cada alumno y de su banco de experiencias y conocimientos previos. Hay que practicar bastante, hacer esas interrogantes para que se vuelvan automáticas en la dinámica del aula. Los maestros somos los facilitadores del desarrollo del pensamiento crítico de nuestros alumnos y Guatemala está urgida de gente que piense, que sea creativa, que invente, que analice, que investigue, que busque y encuentre respuestas y que se sienta contribuyente al bienestar y desarrollo de este país. ¡Buena suerte!