¿Para quién funcionará?


Jody

Escuchamos hablar de ella a diario, y ha sonado tantas veces su nombre, que ya nos es bien conocida. La muerte, que toma la forma de cualquier persona para seguirse manifestando.

Los nombres detrás de las noticias y reportes policiales derivados de hechos de violencia tienen historias. Muchas de estas hablan del abandono del Estado, de la corrupción de las instituciones, y el deterioro social al que hemos llegado. Son relatos con episodios de falta de oportunidades, perspectivas y a veces esperanza.

Jody García
yojody@gmail.com


Creo que la muerte violenta no es el resultado de un golpe, de un instante, un momento, sino de un encadenamiento de grandes y pequeños abandonos. Es un hecho que se construyó en el transcurso  de la historia de nuestros países.

El tema que está en el ambiente es la intención, por segunda vez en este gobierno, de reformar la Constitución Política de la República. En esta ocasión, para permitir una reelección presidencial o la ampliación del mandato, de cuatro a seis años. Y en ese sentido, se supone que una de las apuestas para lograrlo será el ofrecimiento de continuar con el proyecto de seguridad, porque hasta ahora parece que la mano dura no ha funcionado.

Inauguración de academias para oficiales de la Policía, incremento de agentes de seguridad hasta más de 35 mil, compra de armas por diversos mecanismos, bloqueo de señal para celulares en las cárceles por medio de una ley cuestionada, atención mediática a la medida para ministros  y hasta un programa semanal del Presidente, entre otros, parecen no ser suficientes para detener a los criminales cuya actividad económica con buenos réditos está en el negocio del miedo y de la muerte.

En Guatemala, los planes de largo plazo para el Estado parecen no existir. Si los hay, solo están engavetados en las oficinas de los burócratas o adornando una bonita estantería de un despacho, donde se ven bonitos y bien presumibles. Sin embargo, los únicos planes de largo plazo reales y factibles parecen ser las estrategias de negocios de quienes financian las campañas electorales permanentes.

Nunca hay medicinas suficientes para los enfermos; la justicia está atiborrada de procesos cuyo final no es necesariamente la reparación de las víctimas ni el correcto procedimiento de purga de penas con una posterior incorporación a la sociedad.

La reelección, en cualquier caso que ocurre en Guatemala, solo trae consigo corrupción, prolongación de las funciones de empleados públicos  que no han ganado ningún puesto con base a méritos. Basta con ver cómo muchos alcaldes del país tienen en el puesto edil poco menos de tiempo que el Rey de España que recién abdicó. No digamos los diputados, que juegan la misma estrategia.

¿Para quién funcionará que el Presidente amplíe su mandato a seis años o que se reelija en la siguiente contiene electoral? Por la experiencia que hemos tenido en este país, no será con la reducción de la inseguridad o con la creación de empleos que alcance para todos. Tampoco será con mejoras en la calidad educativa. No, que va. Quienes financian a los partidos, seguramente, serán los que acrediten más ganancias.