Hace poco salió al mercado mundial la iPad Air. Ahora hay tres modelos de este dispositivo electrónico de Apple. Y como ha dicho Bauman, en esta “etapa fluida de la modernidad, lo más grande no solo ha dejado de ser lo mejor, sino que ha perdido cualquier sentido racional. Hoy, lo pequeño, lo liviano, lo más portable significa mejor y progreso”. Los poderosos ya no se aferran a las cosas sólidas, de peso… por su tamaño o capacidad de resistencia, estos pequeños, livianos y maravillosos instrumentos son el símbolo actual del poder. El poder de la tecnología.
Otras ideas de Bauman que me cautivaron: en la etapa fluida de la modernidad, la mayoría sedentaria es gobernada por una elite nómade y extraterritorial. Durante toda la etapa sólida de la era moderna, los hábitos nómades fueron mal considerados. La ciudadanía iba de la mano con el sedentarismo, y la falta de un “domicilio fijo” o la no pertenencia a un “Estado” implicaba la exclusión de la comunidad respetuosa de la ley y protegida por ella, y con frecuencia condenaba a los infractores a la discriminación legal, cuando no al enjuiciamiento.
Mantener los caminos libres para el tráfico nómade y eliminar los pocos puntos de control fronterizo que quedan, se ha convertido en el metaobjetivo de la política, y también de las guerras que, tal como lo expresara Clausewitz, son solamente “la expansión de la política por otros medios”. La elite global contemporánea sigue el esquema de los antiguos “amos ausentes”. Puede gobernar sin cargarse con las tareas administrativas, gerenciales o bélicas y, por añadidura, también puede evitar la misión de “esclarecer”, “reformar las costumbres”, “levantar la moral”, “civilizar” y cualquier cruzada cultural.
El compromiso activo con la vida de las poblaciones subordinadas ha dejado de ser necesario (por el contrario, se lo evita por ser costoso sin razón alguna y poco efectivo), y por lo tanto lo “grande” no sólo ha dejado de ser “mejor”, sino que ha perdido cualquier sentido racional. Lo pequeño, lo liviano, lo más portable significa lo mejor. Nada de aferrarse a cosas consideradas confiables y sólidas, por su gran peso, solidez e inflexible capacidad de resistencia. Hoy todo parece ser desechable.
Con la llegada del siglo XXI, afirmó Daniel Innerarity Grau, se acaba la era de los contenedores, esos grandes iconos de los últimos años. Esos son los partidos políticos, que tendrán que cambiar realmente si quieren seguir viviendo, porque la gente está harta de sus mañanas. Tendrán que reinventarse, como lo han hecho algunas iglesias, con mucho tino…y han logrado pasar el vendaval que ha pasado volándoles credibilidad y reputación. Y esto es porque estamos viviendo una época de iliquidez, inestabilidad y volatilidad que afecta a los grandes contenedores de antaño, como los llama Innerarity, basado en Bauman. Como no hay fidelidad de parte de los votantes en Guatemala, y no la ha habido nunca… no hay voto de partido. Pero tampoco hay fidelidad de los diputados de los partidos, que se cambian de calzoncillo, según la conveniencia. Ayer era de derecha, hoy de centro insípido e incoloro. ¿Mañana donde estará ubicado Arístides Crespo? Sin compromiso ideológico.
Pero señala Innerarity: la experiencia enseña que peor que un sistema con malos partidos… es uno sin ellos; quien lamente el papel de los partidos tendrá más motivos para quejarse si se debilitan, hasta el punto de ser incapaces de cumplir las expectativas de representación, orientación, participación y configuración de la voluntad política que se espera de ellos en las democracias constitucionales. Y eso es lo que ha buscado hacer la cúpula del Partido Patriota: debilitar a todos sus enemigos políticos. No sabiendo que al hacerlo, también quedará tan liviano como una iPad Air…pero sin fuerza para las próximas elecciones. En total descredito.