Invirtamos en salud mental


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“Invirtamos en Salud Mental”, es el lema propuesto para este año, por la Organización Mundial de la Salud en el Dí­a Mundial de la Salud Mental que se celebra el 10 de octubre. Ya que esta organización ha descrito que una de cuatro personas necesitará atención de salud mental en algún momento de su vida, pero en muchos paí­ses sólo se invierte en este tipo de servicios un 2% del total de los recursos destinados al sector de la salud.

Dra. Ana Cristina Morales
www.Psicoterapia.com.gt

 


Además, se plantea que casi un 70%  de los gastos de salud mental son invertidos para las instituciones psiquiátricas.  Lo que contribuye a dejar descubiertos los programas de atención primaria, que tendrí­an un mayor alcance para la población en general y disminuirí­an los costos en salud, ya que se estarí­a abordando la enfermedad mental antes de su surgimiento.

La atención hospitalaria que funciona en gran medida trata de proporcionar a los pacientes atención integral (psicosocial y psicofarmacológica). Sin embargo, también es descrito que la escasez de recursos con frecuencia conduce a que los pacientes únicamente sean medicados.

Según la observación personal de la práctica en las instituciones psiquiátricas de Guatemala, un psiquiatra ha de ver, literalmente ver, un promedio de 10 consultas o más; en un perí­odo aproximado de 4 horas y citas con intervalos largos de hasta dos y tres meses.  Por lo que se proporcionan medicamentos a las personas consultantes, pero se descuida la atención integral de los mismos, disminuyendo la eficacia del tratamiento brindado, por más buena voluntad que se tenga en proporcionar una mejor atención.

Además, esta manera de concebir la atención psiquiátrica, debilita la salud mental de los propios médicos y de otros profesionales que laboran en el tema de brindar servicio en salud mental. Lo que conduce a sintomatologí­a de desgaste laboral entre ellos. Y con alguna frecuencia es observable el deterioro de la salud mental de los propios proveedores de la misma.  Así­ que considero que este tipo de incongruencias no contribuye al fortalecimiento de la salud mental en la población ni a la estima y respeto que los profesionales que se dedican a brindar este tipo de atención merecen.

La salud mental es parte integrante de la salud, es más que la ausencia de trastornos mentales. Ha sido definida como un estado de bienestar en el que la persona realiza sus capacidades y es capaz de hacer frente al estrés normal de la vida, de trabajar de manera productiva y de contribuir a la comunidad. En este sentido positivo, la salud mental es el fundamento del bienestar individual y del funcionamiento eficaz de la comunidad.

Se plantean factores determinantes de la salud mental.  Entre los que la OMS plantea: La salud mental individual es determinada por múltiples factores sociales, psicológicos y biológicos. Por ejemplo, las presiones socioeconómicas persistentes constituyen un riesgo bien conocido para la salud mental de las personas y las comunidades. Las pruebas más evidentes están relacionadas con los indicadores de la pobreza, y en particular con el bajo nivel educativo.  Y la mala salud mental se asocia asimismo a los cambios sociales rápidos, a las condiciones de trabajo estresantes, a la discriminación de género, a la exclusión social, a los modos de vida poco saludables, a los riesgos de violencia y mala salud fí­sica y a las violaciones de los derechos humanos.

Dentro de las estrategias e intervenciones en salud mental la OMS considera que la promoción de la salud mental consiste en acciones que creen entornos y condiciones de vida que propicien la salud mental y permitan a las personas adoptar y mantener modos de vida saludables. Entre ellas hay una serie de acciones para aumentar las posibilidades de que más personas tengan una mejor salud mental.

Que además las polí­ticas nacionales de salud mental no deben ocuparse únicamente de los trastornos mentales, sino reconocer y abordar cuestiones más amplias que fomentan la salud mental. Para ello hay que incorporar la promoción de la salud mental a las polí­ticas y programas no sólo del sector de la salud, sino también de los sectores público y privado en aspectos como la educación, el trabajo, la justicia, el transporte, el medio ambiente, la vivienda o la asistencia social. Fuente (http://www.who.int/mediacentre/events/annual/world_mental_health_day/es/index.html)