Unas 1.200 niñas abandonaron un internado católico de México dirigido por monjas surcoreanas después de que una «histeria de masas» afectó a 600 de ellas, en un caso que mantiene en vilo a la estatal Comisión de Derechos Humanos y que será tratado en la Cámara de Diputados.
«En el internado hay 2.100 niñas, o sea que se fueron 1.200 de las 3.600 que había en el internado», comentó vía telefónica, Pascual Archundia, tercer visitador de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de México.
«Estamos muy preocupados por el caso desde el punto de vista humano», añadió Archundia, quien el lunes visitó el internado «Villa de las Niñas», ubicado en el municipio de Chalco del Estado de México (centro del país).
«Villa de las Niñas», de la congregación Hermanas de María, fundada por el sacerdote estadounidense Aloysius Schwartz en 1964 en Corea del Sur, alberga durante cinco años a niñas pobres de cualquier parte de México para darles secundaria y preparatoria técnica.
En sus instalaciones, a las que no ingresan ni siquiera los padres de las niñas más que en contadas excepciones, una extraña enfermedad comenzó a propagarse en octubre, cuando dos menores presentaron severos problemas para caminar, intensos dolores de cabeza y diarrea.
Síntomas que afectaron a otras 200 en febrero hasta ’contagiar’ a 400 más en marzo.
A todas ellas se les practicaron ya análisis de todo tipo con los que se descartó que la epidemia fuera biológica.
«Crisis conversiva epidémica, padecimiento conocido como histeria de masas» fue el diagnóstico al que llegó el equipo interdisciplinario que realizó las pruebas, informó Víctor Manuel Torres, subdirector de Epidemiología de la Secretaría de Salud del Estado de México.
La noticia del masivo mal, que sigue afectando a 120 de las internas, llegó a los familiares por medio de la prensa, que publicó diversos testimonios de las menores sobre supuestas violaciones a sus derechos humanos.
Las primeras presunciones confusas sobre la enfermedad provocaron que cientos de padres se desplazaran inquietos al internado desde diversos puntos del país para llevar a sus hijas a hospitales de su propia elección.
Una de las niñas dijo a la cadena Televisa que un médico coreano, llamado por las monjas, le quemó su piel para eliminar unos nódulos en la garganta, una práctica de acupuntura que consiste en la moxibustión (combustión de una planta, en este caso artemisia) directamente sobre la piel.
Pero para Víctor Torres esa práctica no tiene nada de dañino. «Lo usan las mismas religiosas; la intención no era mala».
«Esas prácticas, que no es correcto aplicarlas sin autorización de los padres, no han vuelto a usarse en las niñas, según nos dijeron ellas mismas», dijo a su vez el visitador que aseguró que es probable que la cifra de niñas que salieron del internado «no sea definitiva».
Ese testimonio y otros motivaron que los diputados elaboraran un punto de acuerdo, que se presentará la tarde del martes en la cámara baja, para que «se investigue hasta las últimas consecuencias» el caso que conmueve a México.
Pero lo que llamó la atención de los defensores de derechos humanos fueron las versiones periodísticas que señalaban que a las menores enfermas se les aisló en uno de los cuatro grandes dormitorios del internado donde recibieron escasa atención médica y ninguna sicológica.
Los visitadores de la Comisión de Derechos Humanos comenzaron entonces una investigación por oficio el 22 de marzo, que se amplió una semana después con la queja del padre de una menor por «maltratos de médicos y de autoridades educativas de la institución», añadió Archundia.
«Hemos visitado el internado tres veces, y aunque la primera vez no nos dejaron entrar, en las otras dos veces hemos constatado que las niñas están bien tratadas», sostuvo el visitador.