La policía turca seguía interrogando este sábado a ocho personas que podrían estar vinculadas con el asesinato el viernes en Estambul del periodista de origen armenio Hrant Dink, atacado por los círculos nacionalistas por su lucha por el reconocimiento del genocidio armenio.
«Los autores no escaparán a la justicia», declaró el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, en un mitin político en Kizilcahamam, cerca de Ankara.
«Las autoridades harán todo lo necesario para llevar ante la justicia al autor» material y a «quienes planearon el asesinato y lo financiaron», aseguró.
La policía distribuyó el sábado fotografías del presunto asesino de Dink: «Hemos preparado CDs que contienen imágenes de la persona que perpetró el ataque y en las que aparece corriendo y colocando la pistola en su cintura», indicó a la televisión el gobernador de Estambul, Muammer Guler.
El ministro del Interior, Abdulkadir Aksu, señaló que tres personas que habían sido detenidas el viernes por la noche en relación con el asesinato fueron puestas en libertad, según la agencia de prensa Anatolia.
El periodista turco de origen armenio Hrant Dink, varias veces procesado por la justicia turca y criticado virulentamente por los círculos nacionalistas, fue asesinado a balazos el viernes por un desconocido en Estambul.
Recibió tres disparos en la cabeza y en el cuello frente a las oficinas de la publicación que dirigía, el semanario bilingí¼e turco-armenio Agos.
Dink, de 53 años, era conocido y respetado en el mundo del periodismo en Turquía. Fue objeto de varias demandas debido a sus declaraciones sobre las masacres de armenios cometidas bajo el Imperio Otomano, que en diversas ocasiones calificó de «genocidio», una posición que atrajo la hostilidad de los medios nacionalistas turcos.
La prensa, que cita a testigos, describe a su asesino como un hombre joven de 18 ó 19 años que llevaba una boina blanca y una chaqueta vaquera, aunque otras fuentes hablan de un hombre de entre 25 y 30 años.
El asesinato de Dink ha conmocionado a Turquía, país que desde hace años realiza esfuerzos para poder integrarse en la Unión Europea.
La prensa turca condenó el sábado el asesinato, un acto que calificó de «vergí¼enza nacional», a la vez que llamó a convertir su funeral en un evento masivo en nombre de la democracia y la paz en el país.
«El asesino es un traidor», deploró en su portada el diario de gran tirada Hurriyet, mientras el popular Sabah titulaba «La mayor traición».
Ambos rotativos utilizaban así el epíteto utilizado a menudo por los nacionalistas turcos para arremeter contra los intelectuales como Dink, a quienes acusan de deslealtad por contradecir la línea oficial de Ankara y denunciar el genocidio contra los armenios bajo el Imperio Otomano.
«Todos somos armenios, todos somos Hrant», destacó por su parte el Radikal, haciéndose eco del grito que clamaron las 5.000 personas que se manifestaron el viernes en Estambul para protestar contra el asesinato del periodista.
Algunos comentaristas alertaron de las serias implicaciones que el asesinato de este hombre puede tener para la política exterior turca.
Así, el popular Vatan advirtió de que las campañas para reconocer como genocidio las matanzas de armenios (1915-1917) a nivel internacional iban a intensificarse tras la muerte del periodista.
Asimismo, el «suceso juega en favor de aquéllos que quieren cortar los vínculos entre Turquía y Occidente y bloquear su acceso a la Unión Europea», opinó el columnista Okay Gonensin en el Vatan.