Azotada cada año por tifones y con sistemas de drenaje obsoletos, las inundaciones se están tornando en un problema cada vez más grave para la capital de Filipinas.
MANILA /Agencia AP
El crecimiento poblacional, una infraestructura inadecuada, corrupción, deforestación e incluso un acumulamiento de desechos se combinan para exacerbar el impacto. Es una tendencia que los expertos creen que continuará. He aquí las razones:
«NO HAY SALIDA PARA EL AGUA»:
Manila se encuentra en un colector de fango entre la Bahía de Manila y la Laguna de Bay al sureste. La ciudad fue construida sobre vías fluviales, canales y cañadas que por siglos sirvieron para llevar el agua de las lluvias al mar.
Pero la mitad de los 40 kilómetros (25 millas) de estrechos canales y vías pluviales que drenarían aguas de lluvia —construidos y modificados durante el periodo colonial español— se han perdido, bajo cemento o pavimento, dijo el arquitecto y planeador urbano Paulo Alcazaren. Muchos de los restantes están tapados de basura y no reciben un buen mantenimiento, lo que se suma a las colonias que ocupan de manera ilegal riberas y zonas costeras.
Gran parte de Manila, que llegó a ser conocida como la «Perla del Oriente», se perdió en un fuerte bombardeo a finales de la Segunda Guerra Mundial. La caótica y mal planeada reconstrucción urbana junto con un crecimiento que decuplicó su población a cerca de 12 millones de habitantes hoy en día ha mermado severamente la capacidad de la ciudad para lidiar con las inundaciones.
El sistema de control de inundaciones de la capital es obsoleto, incompleto y mal diseñado, dijo Felino Palafox, Jr., otro arquitecto urbano que ha estudiado detenidamente las inundaciones en Manila.
Señaló que a partir de la década de 1970, él y agencias de desarrollo urbano internacionales solicitaron infructuosamente la construcción de un aliviadero de gran tamaño que drenaría el exceso de agua durante la temporada de tifones desde la Laguna de Bay a la Bahía de Manila. La laguna es cada vez más fangosa, disminuyendo su capacidad de almacenar agua y con frecuencia se desborda e inunda pueblos y ciudades circundantes, incluyendo Manila.
«No hay salida para el agua», dijo Palafox.
LOS TIFONES SON CADA VEZ MÁS FUERTES:
Cada año, aproximadamente 20 tifones azotan al país, y se han hecho más fuertes a lo largo de la última década, dijo Edna Juanillo, jefa de la división climatológica de la agencia meteorológica del gobierno de Filipinas. Eso generó que la agencia agregara hace una década una cuarta categoría al sistema de alerta pública para tifones con vientos sostenidos superiores a 185 kilómetros por hora (115 mph).
«No se ha determinado si esto es causado por el calentamiento global y el cambio climático, pero hemos estado viendo ciclones tropicales más poderosos con vientos de 150 kph y más en la última década», indicó Juanillo.
Cuatro de los más fuertes tifones que azotaron entre 2008 y 2012 causaron daños por 2.200 millones de dólares, comparados con los 828 millones de dólares valuados en daños para cuatro de los tifones más devastadores entre 1990 y 1998.
La tormenta más feroz que haya golpeado a Manila fue el tifón Ketsana en 2009, que arrojó el equivalente a más de un mes de lluvias en tan solo 12 horas con inundaciones que alcanzaron los 7 metros (23 pies) de altura. Ese y el segundo tifón más fuerte mataron aproximadamente a 1.000 personas y causaron daños que superan los 1.000 millones de dólares.
El año pasado, el monzón anual y tormentas eléctricas desataron una lluvia constante durante ocho días, inundaron de nuevo las mismas zonas, destruyeron miles de hogares y carreteras y dejaron bajo las aguas a cerca del 905 de Manila.
El aluvión de esta semana, causado por un monzón y una tormenta tropical, arrojó casi la misma cantidad de lluvia que el Ketsana pero durante un lapso de 24 horas y en una zona más extensa, sumergiendo a la mitad de la ciudad y dejándola incomunicada durante dos días. Aproximadamente un millón de personas se vieron afectadas.
La tala indiscriminada en las montañas de la Sierra Madre al norte de la ciudad también ha contribuido a empeorar la situación. Las aguas de lluvia descienden por las laderas desnudas hacia el Río Pasig, que cruza por Manila y por lo general se desborda.
POLITICAS, CORRUPCIÓN Y BASURA:
Varias propuestas para dragar la Laguna de Bay no han logrado materializarse. Un contrato de 430 millones de dólares fue firmado por el gobierno de la presidenta Gloria Macapagal Arroyo y una compañía belga pero fue pospuesto por su sucesor, Benigno Aquino III, bajo sospechas de corrupción e irregularidades.
Aquino ha autorizado un plan para reubicar los barrios pobres de las vías pluviales de la ciudad y aliviar las inundaciones. El secretario de Obras Públicas, Rogelio Singson, reveló en junio que los políticos de Manila retrasaron la operación con miras a las elecciones congresistas de mayo, lo que hizo que fuera demasiado tarde para el arranque de la temporada de lluvias de este año.
El creciente volumen de basura también es un problema. La mayoría de los desechos termina en los vertederos, pero una cantidad sustancial es arrojada al drenaje.