Intransigencia, ignorancia e imposición, traerán más problemas en educación


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Mal sabor de boca, muy pero muy mala impresión, causó ver a la Ministra de Educación cual lideresa de amazonas, con su gesto de arrogancia, reto, prepotencia y envalentonada, anunciar que los cambios en la carrera de magisterio de educación primaria, “van porque van”; ni siquiera usó una frase propia, repitió las mismas palabras que en su momento dijo el general del Ejército Otto Pérez.

Fernando Mollinedo
mocajofer@gmail.com


Principiamos mal el año; no hay manera de conciliar, no hay tregua, no hay discusión de altura, no se busca el argumento científico que pudieran proporcionar los PEDAGOGOS DEL COLEGIO DE HUMANIDADES DE GUATEMALA, hay imposición de programas extranjeros que “nada que ver” con la idiosincrasia guatemalteca; pero si hay amenaza, rencor, demostración civil de mando al estilo militar, en fin… ya tenemos a la vista, más y más problemas por la intransigencia oficial.

LAS AUTORIDADES NO ENTIENDEN QUE EL BACHILLERATO PERSIGUE OBJETIVOS TOTALMENTE DIAMETRALES  A LOS DE LA CARRERA MAGISTERIAL; SON DOS COSAS DISTINTAS, NO SON HOMÓLOGAS, NO SON SEMEJANTES; creen que “inventando” el “HÍBRIDO” que quieren imponer ya salvaron a la población escolar de la ignorancia; cuando ni siquiera tienen libros, ni estructura pedagógica y mucho menos personal docente capacitado para el nuevo plan de estudios.

¿Cuál es el gran compromiso que tiene el Mineduc con las editoriales extranjeras para la compra de libros y/o con el CACIF para imponer a “puro huevo” el supuesto Bachillerato Magisterial? ¿Por qué no desean las autoridades educativas sentarse a discutir, no a imponer criterios de fondo del problema de la imposición de este plan de estudios? ¿Para qué sirven los “asesores pedagógicos” del Mineduc? ¿Solo para decir “amén” a las estupideces de cualquier/a tarado/a que se le antoja imponer algo que ni siquiera conoce?

Ese es el gran problema en Guatemala; que SÍ hay gente capaz para desarrollar algunos trabajos, pero el miedo y el temor de disentir de sus jefes los vuelve sirvientes, perdón, ujieres profesionales incondicionales que avalan errores de bulto tan grandes como su pánico de quedarse sin trabajo, con el solo fin de “quedar bien” y garantizar el salario mensual.

Ninguna de las Facultades de Educación de las universidades en el país ha dicho “esta boca es mía” en este proceso doloroso para la sociedad guatemalteca; lo cual demuestra que tienen poco interés de manifestarse en el presente problema; pareciera que su objetivo es hacer “técnicos” sin conciencia pedagógica, que no piensen, que sólo actúen para seguir las órdenes de los jefes inmediatos.  ¡Ah pobreza facultativa universitaria!

Otro que “bien baila” es el Procurador de los Derechos Humanos; vox pópuli, no se pronuncia al respecto porque podría herir la susceptibilidad de su padrino y benefactor;  lo que indica que no le importa la suerte de los miles de niños  que dentro de pocos años serán alumnos de educación primaria.

¿Se necesitan muertos para iniciar un diálogo honesto, serio y propositivo?

¡Respondan!