Interrogatorios sin precedentes


Una obra de teatro representa en escena un interrogatorio. En la vida real, salió a la luz un informe con detalles de los interrogatorios que realizó la CIA en prisiones secretas, lo cual ha asombrado por la pérdida del respeto a la integridad humana. FOTO LA HORA: ARCHIVO

La primera descripción detallada de cómo los llamados detenidos «de gran importancia» pasaban sus dí­as en las prisiones secretas de la CIA en el exterior surgió a partir de decenas de documentos antes clasificados y revelados esta semana. Y la imagen es alarmante.


El sospechoso de pertenecer a Al Qaeda podí­a ser forzado a estar de pie, casi desnudo, esposado, varios dí­as sin dormir, y si eso fallaba para quebrar su voluntad, habí­a otros métodos a disposición de los interrogadores.

«La eficacia del programa depende de persuadir al detenido, al comenzar a aplicar estas técnicas, de que está a disposición de los interrogadores y de que no tiene control de su situación», resumió en 2007 Steven Bradbury, entonces fiscal de la Oficina de Asesorí­a Legal, que aconseja al presidente.

Según los documentos, tras los ataques del 11 de septiembre de 2001, Estados Unidos desarrolló un «programa» global contra el terrorismo. En este marco, se concibió una lista de «técnicas de interrogatorio mejoradas», que luego fueron justificadas legalmente.

Los interrogadores -algunos miembros de firmas privadas de seguridad, otros agentes de la CIA-, tení­an autorización de dar bofetadas a los detenidos, forzarlos a asumir posiciones incómodas y mantenerlos despiertos por 11 dí­as consecutivos.

Si eso no funcionaba, podí­an colocarles un collar sujeto a una correa en el cuello y lanzar al sospechoso repetidamente contra una pared. Podí­an también meter al sospechoso en una caja negra y dejarlo ahí­ durante 18 horas, y si se necesitaba ejercer más presión, podí­an colocar insectos adentro.

Cuando todo eso fallaba, estaba el «submarino»: los interrogadores podí­an atar al detenido a un banco con sus pies más arriba que su cabeza, colocarle un trapo firmemente sobre su boca y su nariz, y volcarle agua sobre la cara.

«El flujo de aire es restringido de 20 a 40 segundos y la técnica produce la sensación de ahogo», según un informe del inspector general de la CIA de 2004.

Al sospechoso se le permití­a respirar hondo tres o cuatro veces y luego el submarino volví­a a comenzar, durante un perí­odo de hasta 20 minutos, según el informe revelado el lunes.

Pero incluso con el permiso de usar estas técnicas, los interrogadores se desviaban de sus regulaciones, según el informe.

Habí­a violaciones de las reglas en la aplicación del submarino, que fue utilizado contra al menos tres sospechosos de Al Qaeda, incluyendo el cerebro de los ataques del 11 de septiembre, Khalid Sheikh Mohammed. En vez de usar pequeñas cantidades de agua, los interrogadores volcaban copiosas dosis sobre detenidos como Mohammed, quien fue sometido a esta técnica 183 veces.

Entre septiembre de 2001 y octubre de 2003, el informe señala que los interrogadores amenazaron a los detenidos con falsas ejecuciones, shocks eléctricos y armas de fuego descargadas.

Amenazaron también con matar a los hijos de Khalid Sheikh Mohammed, insinuaron que violarí­an a la madre de otro detenido, rasparon la piel de un detenido con un cepillo duro y estrangularon a otro hasta casi desmayarlo.

Los interrogadores estaban preocupados con algunas de las técnicas, y un agente de la CIA dijo durante la investigación del inspector general que temí­a ser puesto en una «lista de buscados», acusado de crí­menes de guerra ante un tribunal internacional.

El informe de 2004 concluyó que «no hay duda de que el programa ha sido efectivo», aunque advirtió que evaluar estas técnicas reforzadas de interrogatorio serí­a un «proceso demasiado subjetivo» y que no podrí­a hacerse «sin generar preocupación».

Las prisiones fueron cerradas por orden del presidente Barack Obama apenas asumió sus funciones, y fue lanzada una investigación sobre el uso de algunas de las técnicas detalladas en el informe.