La Alianza de Iglesias Evangélicas de Guatemala tiene interioridades que como protagonista de su iniciación conocemos tal como sucedió, en relación a la anterioridad del sínodo Evangélico. La nueva y última entidad y su después; no tiene necesidad de querer demostrar antigí¼edad de años, ni la intención de poner un velo de neblina sobre su origen en sus comunicados diciendo: «Fundada en 1937».
La iniciación de la AEG está escrita en dos libros de la historia contemporánea de la Iglesia Evangélica en Guatemala, además de reconocimiento de su personería jurídica que el Sínodo Evangélico no tuvo y que integraron las cinco denominaciones tradicionales de entonces; tampoco hubiese llegado a abrirse al pentecostalismo como después de la formación de la AEG, para tener ahora 25 mil iglesias y templos evangélicos, además de muchas organizaciones sociales que cubren a más de cuatro millones de guatemaltecos. Personalmente en 1942-43, de oídas de don Arturo Borja Anderson supe que existía un Sínodo que ellos, los connotados de entonces formaban y me invitó a conocerlos acompañándolo, no acepté por no estar interesado en esas cosas. Años después en 1951 asistí al lugar de La Reforma, del Departamento Zacapa, en representación del Consejo General de la Misión Centroamericana, con mi amigo el pastor, licenciado Raúl Echeverría Magariño a una reunión del Sínodo, sin saber que sería la última. Entonces entendimos que el Sínodo a petición de presbiterianos terminaría, porque ellos tomarían para sí el nombre; y se recomendó formar una nueva organización que representara nacionalmente a las iglesias de las cinco misiones: Presbiteriana, Centroamericana, Amigos, Nazarenos y Metodistas. Para mi propia sorpresa y asombro, fui elegido el primer presidente de la Junta Directiva que en 1952 buscaría su nombre y formularía sus estatutos, y así se hizo en el primer año, y los representantes de los cinco cuerpos de iglesias lo aprobaron, así como su lema y logotipo. Fuimos reelegidos para gestionar la Personería Jurídica, que entonces fue difícil lograr y poner en acción los nuevos sueños de los fundadores de la Alianza de Iglesias Evangélicas de Guatemala, que aún se están cumpliendo, abriéndonos a las corrientes pentecostales, y el primer pastor pentecostal en Guatemala de la Iglesia de la Profecía Central, en la 1ª. avenida y 16 calle del Centro Histórico, fue la primera recibida en la A.E.G., luego el reverendo José Maria Muñoz del Príncipe de Paz, Misión Mundo Unido, don Germán Turner; la Iglesia Independiente, con Mardoqueo Márquez etc. Se nos reeligió hasta realizar el Gran Retiro de Pastores Evangélicos de Centroamérica y Belice en el Parque de la Industria, y el Movimiento Nacional de Evangelismo a Fondo que se realizó durante años, y fue el inicio del crecimiento de la actual Iglesia Evangélica en todo el País. De manera que la AEG es la alianza de Iglesias Evangélicas de Guatemala, y no la continuidad del Sínodo en una segunda época; sin distinción de nombre o denominación alguna; y no debe darse lugar a dudas ni a elucubraciones de ella, y menos de una neblina que el Sol y la Verdad cuando lucen, la disipa. Fue la Voluntad de Dios que hombres que fueron sus instrumentos la fundaran en aquel tiempo, tanto como los de después y ahora, hasta la venida del Autor y Consumador de nuestra fe, EL SEí‘OR JESUCRISTO. Por los años más con mi extinta esposa, apoyamos a la AEG, con mantener la Agencia Informativa de Relaciones Evangélicas, con siglas AIRE; haciéndole las Relaciones Públicas; y ahora estoy en buena vejez, gozoso, pienso, camino, trabajo y escribo libros, estudios y artículos periodísticos al servicio del Señor, como éste.