Intereses frenan última fase de armonización arancelaria


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La armonización arancelaria de Centroamérica, a la que ahora se suma Panamá, se encuentra en un avance de casi 96 por ciento, mientras que la parte que falta homogeneizar se debería a trabas por intereses en ciertos productos de parte de distintos sectores en cada uno de los países.

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POR LUIS ARÉVALO
larevalo@lahora.com.gt

Según informó el ministro de Economía, Sergio de la Torre, la armonización arancelaria inició en 1960, con la suscripción del Tratado General de Integración Económica Centroamericana. 

En ese Tratado se estableció que los países signatarios, que entonces fueron Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua, a los que posteriormente se adhirió Costa Rica, debían tener, entre otras cosas, un arancel externo común.

Sin embargo, los avances sustanciales dieron inicio con el proceso de Unión Aduanera, en el año 2004, indicó De la Torre.  En la actualidad, el proceso de armonización arancelaria alcanza un 95.7 por ciento del arancel centroamericano de importación.

El objetivo final de la armonización arancelaria, es que las tasas de derechos arancelarios del 100 por ciento de las importaciones sean exactamente las mismas para los cinco países centroamericanos, a los que se deberá sumar Panamá, luego de su unión al Sistema de Integración Centroamericana previo de la suscripción del Acuerdo de Asociación con la Unión Europea.

El 4.3 por ciento del arancel que no está armonizado, implica que al menos uno de los países de Centroamérica cobra una tasa de derechos arancelarios distinta del resto de países, según el funcionario.

EFECTOS DE ARMONIZACIÓN

Según Carlos Martínez, analista económico del Instituto de Análisis e Investigación de los Problemas Nacionales de la Universidad de San Carlos de Guatemala (Ipnusac), para analizar la armonización arancelaria debe partirse de que la integración “es un tema estratégico para la economía de cada uno de los países centroamericanos”.

En ese sentido, el analista destacó que las economías de la región son pequeñas y tienen “muchas fronteras (…) en un territorio pequeño”. Y esto genera varios costos de transporte adicionales o en el caso de las monedas existen costos de transacción y lo mismo ocurre con los sistemas impositivos diferentes.

Por otro lado, el porqué de que la armonización arancelaria aún se encuentre incompleta, según el economista, es porque “hay temas más sensibles que interesan a determinados sectores económicos” de la región.

En ese caso estarían productos tales como el azúcar, el café y licores, además de determinados grupos de producción agrícola, por decir algunos, que el experto cataloga como “mercados cautivos”. De esa cuenta, “ahí es donde está centrada la dificultad de armonizar todo completamente”. Por tanto, a criterio del académico, en esa parte es “difícil” de avanzar.

Por otro lado, Martínez agregó que se debe avanzar además del aspecto arancelario, en otros también importantes, “si fuera posible en el largo plazo”, como la armonización tributaria y de hasta políticas sociales y moneda común regional.

Uno de los efectos negativos que podría tener la armonización arancelaria, es que un país podría importar algunos productos innecesarios, pero si otro tiene un menor nivel arancelario -menor armonización- en algunos productos que el resto de sus vecinos, este podría ingresar por ese país y luego trasladarse a otro vía contrabando, facilitado por llamados “puntos ciegos” en las fronteras, señaló el experto.