Interesantes jornadas de salud realizadas por dos países amigos


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Debemos reconocer la magnanimidad de Israel y la República de China, con asiento en Taiwán, en relación con la salud de niños con defectos físicos y, también, respecto de personas adultas que son pasto de enfermedades diversas.

Esa generosidad de los dos países lejanos: el primero del Oriente Medio y el segundo del Asia, compromete la gratitud de los guatemaltecos, no sólo la de los familiares de los beneficiados.

Marco Tulio Trejo Paiz


    En uno de los canales de la televisión vimos, por cierto muy impresionados, a los infantes que nacieron con labio leporino, a quienes los israelíes les practicaron operaciones en forma admirablemente eficaz. ¡Así se escribe la historia en honor al humanismo expresivo de solidaridad y apoyo para la gente pobre de los países!
   
    Israel siempre ha sido gran amigo de nuestro país. No se olvida la sociedad hebrea de que Guatemala, por medio del licenciado Jorge García Granados cuando  ejercía el cargo de embajador en aquella tierra que Jesucristo, el Dios hecho hombre en este mundo, apoyó con denuedo y valentía a Israel hasta que se convirtió en Estado libre, soberano e independiente, con el voto de  los representantes ante la Organización de las Naciones Unidas
   
    Hace unos meses, también un equipo  de médicos famosos que prestan sus servicios en el Hospital Conmemorativo Chang Gung, de la ciudad portuaria de Kaohsiung, República de China, hizo un trasplante de hígado al bebé guatemalteco Santiago Nicolás Haider Palencia y, tan pronto como fue recuperado satisfactoriamente, retornó a nuestro país al cuidado de su señora madre, que dio una pate de su hígado para la delicada operación. 
   
    Aparte de ese noble servicio, la China libre ha dado ayuda a Guatemala con personal especializado en diferentes áreas de la salud, así como con medicinas, y las relaciones diplomáticas y comerciales entre ambos países han sido de positiva amistad, no obstante que la China comunista ha fruncido el ceño por ese motivo, y tozudamente ha declarado que Taiwán, isla del sudeste asiático, es una provincia rebelde que le pertenece, no sin amenazar con su recuperación mediante la fuerza bruta. Menos mal que progresan paulatinamente los diálogos de paz.
   
    Es de recordar que la China comunista surgió tras ser derrotado el Ejército del generalísimo Chiang  Kai-shek; entonces se impuso el movimiento armado que acaudilló Mao Tse-tung. 
   
    Los gobernantes comunistas no dejan de sentir escozor, celos y envidia al ver que  Taiwán ha logrado, vertiginosamente, constituirse en una “minipotencia” industrial, comercial, cultural, militar y en otros aspectos de la vida republicano-democrática.
   
    Nadie ignora que los servicios médico-hospitalarios de nuestro país, asentado en el corazón de América, afronta un sinfín de problemas de difícil solución plena, por lo que las ayudas en servicios y en lo económico, en especial, son necesarias y contribuyen a atenuar las pesadillas de los gobiernos de turno y de la población.
   
    Tanto la República de China, como Israel, han hecho grandes esfuerzos de efectivo desarrollo integral, al grado de hacerse de enormes recursos hasta para brindar solidaridad y apoyo a los pequeños países tercermundistas  que, como el nuestro, andan volando bajo…
   
    Toca a los ciudadanos y ciudadanas que conquisten el poder en lo venidero, ya no hacer el triste papel de mendigos, sino dedicarse a trabajar con todo esfuerzo e inteligencia, a fin de  lograr la autosuficiencia del agobiado papá Estado y, así no andar trafagando, tocando puertas y  extendiendo manos para captar cuantiosas millonadas de dólares…
   
    Ya no más politiquería; ya no más derroches de los fondos del pueblo; ya no inflar más  la de por sí oronda burocracia; ya no más endeudamiento de la nación para dejar la pesada carga de las obligaciones de pago a los nietos, bisnietos o tataranietos.
   
    ¡Sigamos los ejemplos de Israel y Taiwán!