Interesante libro titulado “Escritos Políticos” de Manuel Cobos Batres


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Gentilmente, don Álvaro Arzú Irigoyen, alcalde Municipal de Guatemala, nos envió recientemente un ejemplar del libro intitulado “Escritos Políticos” de Manuel Cobos Batres, el valiente y heroico personaje que tanto luchó el siglo pasado por prestigiar a la democracia con sus libertades y demás preciados atributos.

Marco Tulio Trejo Paiz


Fue don Álvaro quien ordenó la impresión del mencionado libro que, en sus 527 páginas recoge la brillante historia de la vida y de la obra del ilustre ciudadano que gallardamente arremetió contra las dictaduras que padeció el pueblo desde los inicios de Guatemala como República, entre ellos Justo Rufino Barrios, Manuel Estrada Cabrera, José María Orellana, Lázaro Chacón, Jorge Ubico, Federico Ponce Vaides, etcétera.

Leímos la voluminosa obra literaria desde el alfa hasta la omega. La “devoramos” hasta experimentar la sensación de quedar asaz satisfechos.

¡Qué fulminantes y conceptuosamente significativas eran las proclamas de Cobos Batres! La primera, del 8 de diciembre de 1927; la segunda, del 19 de marzo de 1926; la tercera, del 28 de abril del mismo año; la cuarta, del 19 de diciembre de 1943; la quinta, del 7 de octubre de 1944; la sexta, del 18 de julio de 1950 y la séptima, del propio 18 de julio del citado año. Fueron dirigidas, una, al pueblo de Guatemala y, las restantes, específicamente a los obreros y campesinos.

Cómo desearíamos incluir aquí el fogoso contenido de tales proclamas; pero no acostumbramos seriar los temas. Baste decir que surtieron casi todos sus pretendidos efectos al distribuirse entre la masa ciudadana, sobre todo durante  los minutos de silencio y, a veces, de inmovilización que se hacían en la hoy llamada “Plaza de la Constitución” (el vulgo la llama “Plaza de los berrinches”). Continuemos: El impertérrito rebelde siempre se situaba en el ojo del huracán rodeado de las multitudes, también con el ánimo encendido.

Los gobernantes que hacían turno en las altas posiciones, resguardados por policías y militares, se mantenían, cuidando la milpa por aquello de los sismos cinco o más grados de la escala Richter… Y es que las soflamas eran como para pensar en consecuencias indeseables e imaginables. Por lo regular, todo pasaba sin mayores rayos y centellas, aunque ahí por la 6ª. avenida y 8ª. calle, donde nos da buenas dentelladas doña Nana-K-Lista, hubo algunos muertecitos, entre ellos Edgar Lemnke, dirigente estudiantil de la tricentenaria Universidad de San Carlos que, con admirable civismo, gallardía y sangre de jóvenes y  no tan jóvenes, pero de pelo en pecho, ha  escrito brillantes páginas de la triste historia política de esta pobre la patria nuestra.

Artículos de gran trascendencia publicados en LA HORA en 1949, llaman la atención en cuanto al diferendo internacional referente a que Guatemala se resignó a perder Belice, pero se agrega que la pérfida Rubia Albión, o sea Inglaterra, que, con sus ensangrentadas garras de bucaneros, se quedó  con  el territorio beliceño que hoy ostenta la inmerecida condición de Estado libre, soberano e independiente (¿…?, pero como aterido títere de la potencia ultramarina…

Es interesante, incluso apasionante, el relato que se hace en la obra que ha venido a enriquecer la literatura guatemalteca con auspicios de don Álvaro Arzú, el dinámico burgomaestre de este valle de lágrimas. Es un libro que sería bueno que lo leyeran la juventud estudiosa y los profesionales de las universidades privadas, de la San Carlos y demás centros educativos, porque con luz meridiana podemos tener conocimiento de lo acontecido a lo largo de diferentes épocas lejanas y cercanas, en las que hubo “ombres” opresores, corrompidos y sanguinarios. ¡Parecían chacales de dos patas!…

Los guatemaltecos debemos tener timoneles de la nave gubernamental que nos coloquen en las alturas de la civilización, ¡no, dictadores empedernidos, no liberticidas!