Interés Superior


Raymond J. Wennier

¡Paso a paso lograremos la PAZ! El año pasado una yegua rechazó a su crí­a recién nacida. No la dejó acercarse para mamar y beneficiarse de la primera leche que la yegua produce al nacimiento de la crí­a. No le dio calor, la trató mal moviéndose fuera del alcance de su crí­a y tratando de patearla. Al ver este comportamiento se decidió separar a la crí­a de su madre para evitar que la matara de una patada o que la crí­a muriera por falta de alimentación y el «bonding» que debe darse entre crí­a y madre. Para asegurar que sobreviviera, se alimentó a la crí­a con biberón, cada tres horas, de dí­a y de noche. Así­ se salvó. Una atención temprana, cariñosa y con alimentación, no de la leche materna pero con buen sustituto, con la estimulación temprana adecuada. Todo ayudó a que la crí­a viviera y siguiera creciendo. Comparto con ustedes lectores, que los animales abandonados y no cuidados por su madre, pueden morir o no crecer a menos que haya una intervención temprana adecuada. Recientemente unos niños fueron abandonados por sus madres, uno de ellos en la Catedral Metropolitana. Afortunadamente el bebé recibió atención humana inmediata. ¿Qué va a pasar con ese niño? Sabemos que para que un niño inicie su vida con las ventajas necesarias para tener una vida balanceada fí­sica, emocional y mental, tiene que tener una buena alimentación, tranquilidad y estimulación de sus padres desde el vientre y de inmediato al nacer, principalmente los primeros meses y continuar a lo largo de su vida. Cuando hablamos de abandonar a un niño, ese término tiene varias implicaciones y sentidos. El efecto negativo para el niño, a la edad que sea, es nefasto para él. ¿Cuántos niños de la calle se encuentran en situación de abandono? ¿Cuántos niños que tienen padres están en situación de abandono? Un niño que nace sin recibir de su madre en especial, y de su familia todo lo que necesita para alcanzar lo que menciono arriba, tiene que recibirlo de quienes se hagan cargo de él o de una familia sustituta. Eso significa que el niño tiene que ser puesto en una lista de niños adoptables. Desde finales del año pasado cuando UNICEF decidió retirar el apoyo a las adopciones, se han publicado varios artí­culos acerca de la situación del plan y polí­tica de adopciones del Consejo Nacional de Adopciones. Antes de la creación del CNA, se decí­a que las adopciones eran un excelente negocio, que muchos abogados se enriquecí­an con la «venta» de niños. Conocí­ a una familia estadounidense que recibió una especie de catálogo con las fotos de los niños disponibles para adopción (como si fueran un menú). Decidieron adoptar uno. La respuesta del abogado guatemalteco a su petición, fue decirles que si adoptaban dos, bajarí­a el costo por niño, de $30 mil a $25 mil. No es cuento, es realidad. Durante el gobierno pasado hubo una larga discusión acerca del tema de adopciones. Hasta miembros del Senado de Estados Unidos vinieron a Guatemala para influenciar la redacción de la ley respectiva. En 2004 habí­a más de 7 mil solicitudes de adopciones. El Convenio de La Haya ha establecido los requisitos para adopciones y Guatemala es signatario de dicho convenio. Dentro de los requisitos establecidos, hay dos que son sumamente importantes. El primero es siempre mantener el interés superior del niño como motivo principal en el proceso de adopción. El segundo, es que se dé un programa de seguimiento efectivo, tanto a las adopciones nacionales como internacionales. Luego de largas discusiones se promulgó la ley y se creó el CNA. Las adopciones nacionales tienen preferencia; sin embargo, si no hay oportunidad para que un niño sea adoptado por familia guatemalteca, se le da la oportunidad a una familia extranjera que le ofrezca la oportunidad de crecer en todo sentido, incluyendo la autoestima, seguridad en sí­ y la empatí­a que debe desarrollarse entre el adoptado y su nueva familia. Dos emociones que pueden ser afectadas si el proceso no es el adecuado, son el miedo y la alegrí­a. Una negativa y otra positiva, una por la falta del «bonding» con la madre y la otra por ser aceptado como hijo propio en un hogar, con una familia que sí­ mantendrá el interés superior del niño en mente. Tengo que cuestionar si el CNA está manteniendo este interés superior del niño como principal motivo cuando en el caso de Sebastián (nombre ficticio) parece que no es así­. Sebastián no ha sido adoptado en Guatemala. Una familia extranjera ha gestionado su adopción y ha pasado varios años satisfaciendo los «requisitos» del CNA, de la PGN, Registros y Tribunales, sin que obtengan una respuesta positiva. Esta familia ha hipotecado su casa para cubrir los más de $60 mil que han gastado en los trámites y siguen con la esperanza de dar a Sebastián un hogar en el que ya lo quieren, alimentación y estí­mulo para que crezca como un niño que tiene lo necesario. Hay muchos niños que han sido abandonados y que necesitan una familia como decí­a Juan Pablo II: «Estar en un entorno familiar sano, unido, generoso y estable».