Interés: ¿Cuánto valés?



La visita de la señora Vicepresidenta de Taiwán a Guatemala es una muestra irrefutable del interés de ese paí­s por afianzar y consolidar el compromiso que nuestro paí­s asumió al establecer relaciones diplomáticas con la isla y, sobre todo, al mantenerlas luego que la comunidad internacional decidió que fuera China la que ocupara en la ONU y en el resto de espacios multilaterales el lugar que durante años, por presión de Estados Unidos, ocupó el gobierno de Formosa.

Sin ocultar el enojo provocado por la decisión de Costa Rica, decisión soberana de un Estado, la señora Lien Lu dijo que í“scar Arias era indigno de haber recibido el Premio Nobel, porque los dejó en el aire y estableció relaciones con China. Eso significa que a ojos de la señora Vicepresidenta, dignos son los Presidentes que se han dejado sobornar mientras que quienes no aceptan los sobornos son los indignos. Que conste que en el caso de Alfonso Portillo se supo de la existencia de los cheques por una cuestión ajena a los intereses de Taiwán, puesto que un particular fue quien hizo pública su existencia y por ello es que ese caso se ventiló públicamente, aunque el gobierno de Taipei se haya hecho el loco de todo el problema.

No podemos negarle razón a la ofensiva de Taiwán para mantener sus relaciones con estos paí­ses ni que gasten millonarias sumas en apoyo de los gobiernos; lo que no se puede aceptar es la polí­tica ancestral de soborno y corrupción que han ejecutado en estos paí­ses y que tiene en casos notorios de Guatemala y Costa Rica la prueba irrefutable de que las relaciones diplomáticas no han sido de gratis y que las mismas se han afianzado porque han sabido comprar a los polí­ticos desde que están en campaña, de manera que al llegar al poder estén maniatados para mantener las relaciones.

Indigno es el gobierno de la región que se vende y vende su polí­tica exterior a cambio de sobornos y eso lo deberí­a saber la señora Vicepresidenta. No nos interesa para nada defender a í“scar Arias, pero calificar de indigna su decisión cuando todos sabemos que la otra, la decisión de mantener relaciones con los chinos de Formosa ha sido producto de sobornos, es en verdad inaudito e inaceptable.

En ejercicio de la soberaní­a del paí­s, cada Estado tiene la facultad de establecer relaciones con quien considere que es conveniente para los intereses de su pueblo. En este caso en la balanza hay muchas cosas para sopesar al momento de tomar una decisión y sin duda que el interés económico y las posibilidades de intercambio comercial cuentan y pesan mucho. Pero lo que más deberí­a pesar es el antecedente de que los taiwaneses no han vacilado en fomentar la corrupción en nuestros paí­ses, sobornando a los polí­ticos y dándoles dinero desde antes de llegar al poder (y seguramente después) como instrumento para asegurarse que puedan disponer de un mí­nimo de paí­ses con los que aún mantienen relaciones diplomáticas. Hablar de indignidad es, pues, hipocresí­a.