Intentan salvar plan financiero


Vista del Capitolio de los Estados Unidos en Washington, DC. Los lí­deres del Congreso y la Casa Blanca, donde la votación de ayer sorprendió con un rechazo al plan de rescate financiero.

El presidente George W. Bush se esforzaba hoy por salvar su gigantesco plan de rescate del sistema financiero estadounidense, cuyo rechazo en el Congreso desplomó a las bolsas mundiales.


Bush, de quien se anunció que harí­a una declaración sobre el plan a las 12H45 GMT del martes, dijo el lunes que estaba «decepcionado», en tanto los demócratas acusaron a los republicanos conservadores de liquidar el plan por razones ideológicas.

Por otro lado, la crisis financiera, que atravesó el Atlántico y golpeó de lleno a Europa, llevó a la Comisión Europea a instar el martes a Estados Unidos a «asumir sus responsabilidades» ante la crisis financiera mundial.

«Descontamos que la decisión (sobre la adopción del plan) pueda ser tomada muy pronto. Estados Unidos debe asumir sus responsabildiades en esta situación», indicó el portavoz de la Comisión, Johannes Laitenberger.

De ese plan dependen no solo la suerte de las empresas norteamericanas sino «la suerte de todo el mundo», agregó.

El secretario del Tesoro norteamericano, Henry Paulson, habí­a dicho el lunes tras el rechazo legislativo que utilizarí­a «todas las herramientas disponibles para proteger nuestro sistema financiero y nuestra economí­a». Aunque agregó que «nuestra caja de herramientas es sustancial pero insuficiente».

El plan de rescate de 700.000 millones de dólares, acordado tras varios dí­as de negociaciones entre legisladores del Congreso y el gobierno de Bush, fue rechazado por 228 votos en contra y 205 a favor.

Tras anunciarse el rechazo en la Cámara de Representantes, la Bolsa de Nueva York registró una caí­da histórica: el Dow Jones perdió 6,98% (una pérdida jamás registrada de cerca de 800 puntos) y el Nasdaq 9,14%.

Esta intervención del Estado en el golpeado sector privado, sin precedentes en la historia de Estados Unidos, pretendí­a adquirir los activos dudosos o «tóxicos» de los bancos, afectados por la crisis inmobiliaria.

En América Latina, el derrumbe de las bolsas también fue histórico. La bolsa de Sao Paulo, el mayor mercado bursátil de América Latina, paró automáticamente sus operaciones por media hora después que su principal indicador, el Ibovespa, perdiera más de 10%, cerrando con una caí­da de 9,36%, mientras que el Merval de Buenos Aires perdió 8,68%.

También cayeron las plazas de México (-6,4%) y Santiago de Chile (-5,49%).

Los dirigentes demócratas y republicanos pueden aún intentar presentar un texto modificado ante la Cámara, aunque no serí­a antes del jueves, según un representante. El Senado prevé votar el miércoles, ya que el martes el Congreso está cerrado debido a la fiesta judí­a del Roch Hachana.

Algunos republicanos y demócratas se unieron para expresar su oposición al plan del secretario del Tesoro.

«Es una ampliación sin precedentes del poder federal, inaceptable, que no nos podemos permitir, que nuestros hijos no pueden permitirse, y que jamás hemos visto en la historia de nuestro paí­s», dijo el republicano John Culberson, de Texas.

«Debemos darnos un tiempo, un tiempo para reflexionar», añadió.

La votación de la Cámara se produjo luego de que uno de los principales bancos del paí­s, Wachovia, desapareciera del mapa, tras una intervención de la administración Bush, que organizó su venta a su competidor Citigroup.

Wachovia fue la quinta institución financiera estadounidense obligada a quebrar o ser vendida en las últimas dos semanas, después de Lehman Brothers, Merrill Lynch, AIG y Washington Mutual.

LO PEOR


Las repercusiones de la debacle del sector financiero se propagaron por todo Estados Unidos tras la desaparición del banco Wachovia y el rechazo en el Congreso del plan de rescate presentado por el gobierno, haciendo temer a los estadounidenses que lo peor aún está por venir.

Mientras el í­ndice Dow Jones conocí­a su caí­da más importante de la historia el lunes, tras perder cerca de 800 puntos, la preocupación crecí­a en todo el paí­s frente a la crisis nacida del estallido de la burbuja financiera, la peor desde la gran depresión de 1929.

Para muchos, la caí­da de la bolsa y la dificultad del Congreso en la adopción de un plan de rescate de 700.000 millones de dólares pedido por el gobierno de Bush, reflejan una falta de liderazgo, a la vez en Wall Street y en Washington.

Algunos dicen haber perdido la confianza completamente en el sistema financiero y se preguntan qué institución puede ser considerada segura en la tormenta actual.

«Nos preguntamos hasta dónde irá todo esto», se cuestiona Robert Gluck, de 36 años, editor de cine, mirando en la pantalla a la cadena de información CNN en el célebre Sunset Boulevard, en Los Angeles (oeste). «Parecerí­a como si esto fuera de mal en peor, y lo que es escalofriante, es que nadie parece saber qué hacer ni cuándo esto se va a detener».

Lisa Raynor, responsable de recursos humanos de 32 años, cuenta que con su marido se consternaron al ver que su cartera invertida en la bolsa se reducí­a a su máxima expresión.

«Nuestro portafolios sufrió mucho, pero no sabemos adónde transferir nuestro dinero», explicó Lisa a la AFP. «Es difí­cil saber en quién se puede confiar».

Para Marc der Kinderen, responsable de inversiones en una empresa de Nueva York, «lo peor de lo que pasa actualmente, es que no hay confianza, no hay fe en el sistema tomado en su conjunto».

«Esto hace muy difí­ciles los negocios entre empresas: los bancos representan la infraestructura de las finanzas, como las autopistas, y de ahora en más todos los accesos al sistema carretero fueron cortados», explicó a la AFP.

Robert Lanese, un peluquero jubilado, estima que la tormenta será atribuida a la polí­tica de los republicanos y piensa que otras empresas fracasarán.

«Más bancos (quebrarán), más personas van a perder sus empleos, y esto continuará por un tiempo», afirmó.

«Los demócratas deben hacer una limpieza y aportar cambios al sistema financiero, a la forma de funcionar de la economí­a. Son dí­as tristes para el mundo, en particular para Estados Unidos», dijo.

En Washington, Brad Goldsmith, un consultor de 30 años, es optimista y estima que todo estará mejor una vez que el plan de rescate del secretario del Tesoro, Henry Paulson, sea adoptado.

«Espero que (el Dow Jones) rebote en los próximos dí­as», dijo. Sin embargo, está en contra del plan de rescate por principios ya que para él, «no es la solución a largo plazo».

Para Michael Chin, un dueño de un restaurant en Nueva York, son los miembros del Congreso a quienes hay que culpar por haberse opuesto a este plan.

«Deberí­an haber adoptado esta ley para poner aceite en los engranajes del mercado, sino todo el mundo va a entrar en pánico», dijo.

«No sé en qué estaban pensando. Desde mi punto de vista, es más polí­tico que otra cosa», pero «en Nueva York, este desorden nos afecta directamente».