Frente a la incapacidad de hacer retroceder las cifras de suicidios, Japón decidió ponerse manos a la obra para erradicar las causas de esta plaga, una práctica que antaño formaba parte del código de honor de los samurais y hoy representa una «inmensa pérdida para la sociedad».
Desde hace casi una década más de 30 mil personas se quitan la vida cada año en Japón, que tiene uno de los índices de suicidios más altos de los países industrializados, según la policía.
Durante mucho tiempo se ha creído que con este acto radical se podía restaurar un honor mancillado, pero en la actualidad el gobierno japonés reconoce que se trata de «una muerte desesperada y una inmensa pérdida para la sociedad en su conjunto», por lo que quiere averiguar el por qué de estos dramas y así poder reducir su número.
No será fácil. Los expertos recomiendan luchar contra este flagelo con acciones coordinadas de los distintos actores sociales.
Para dar con el origen del mal, el Centro Nacional de Prevención de los suicidios llevará a cabo un estudio entre cientos de familias afectadas por este fenómeno.
A finales de los años 1990 se achacaban los suicidios a los problemas económicos, como el desempleo y las quiebras, pero el período de crecimiento que atraviesa el país ha hecho tambalear estas hipótesis. Y es que mejora la economía, pero las cifras de suicidios no disminuyen.
«Parece que el número de personas que creen que la vida es demasiado dura no ha bajado a pesar de la vuelta del crecimiento», declaró al diario Yomiuri el vicepresidente del Instituto de Investigación sobre Salud Mental, Yasuji Imai.
Tadashi Takeshima, presidente del Centro Nacional de Prevención del Suicidio, menciona la existencia de «múltiples factores que se entremezclan antes de que los suicidas pasen a la acción».
«Nos gustaría descubrir los signos precursores que permiten aplicar medidas para prevenir el suicidio analizando estos factores uno por uno», dijo.
La prensa se ha hecho eco de esta alarma social, cuya posible solución también pasa por la palabra.
Los medios de comunicación han hecho correr ríos de tinta sobre la depresión, que según algunos expertos es una de las causas de los suicidios y que hasta no hace mucho tiempo se consideraba como un tema tabú en el país asiático.
Yukiko Nishihara, fundadora de una organización no gubernamental de prevención contra el suicidio, dice que resulta «esencial» que los japoneses aprendan a compartir sus angustias, algo muy difícil para un pueblo pudoroso.