Intentan desbloquear conflicto nuclear


Nuclear. El negociador iraní­ para asuntos nucleares, Ali Larijani, durante una conferencia de prensa.

El jefe de la diplomacia europea, el español Javier Solana, pidió a Irán que «sea flexible» horas antes de reunirse en la Quinta del Pardo, en las afueras de Madrid con el negociador nuclear iraní­, Alí­ Larijani, en un nuevo intento para frenar el polémico programa nuclear de Irán.


Solana «pidió a los iraní­es que sean flexibles en la reunión de hoy», indicó a la AFP la portavoz del alto representante de Polí­tica Exterior de la Unión Europea, Cristina Gallach.

El jefe de la diplomacia europea, que representa a los ministros de Relaciones Exteriores del G8, «ha venido con la mejor voluntad a esta reunión» en la que se definirá si puede entablarse «una negociación formal» entre Irán y las grandes potencias occidentales sobre asuntos de cooperación, añadió.

Solana y Larijani se reunirán hacia las 17H00 locales (15H00 GMT) en ese palacio de la Casa Real española. Está previsto que hagan declaraciones hacia las 21H00 locales (19H00 GMT), y su encuentro podrí­a continuar maqñana.

Este nuevo intento de negociación se produce al dí­a siguiente de que la secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rice, advirtiera a Teherán de que tiene que «cambiar de táctica» sobre su programa nuclear.

Si Irán suspende su programa de enriquecimiento de uranio, Washington estarí­a «dispuesto a romper con 27 años de polí­tica estadounidense y conversar con Irán sobre lo que quiera», dijo Rice.

Irán reafirmó que no aceptará suspender sus operaciones de enriquecimiento de uranio como lo volvieron a exigir los paí­ses que integran el G8 -las ocho grandes potencias- cuyos ministros de Relaciones Exteriores se reunieron el miércoles en Alemania.

«No hay ninguna ví­a posible para suspender el enriquecimiento de uranio», declaró desde Teherán Mohamad Alí­ Hoseini, portavoz de la cancillerí­a iraní­.

Paralelamente, los cancilleres del G8 (Estados Unidos, Alemania, Gran Bretaña, Francia, Italia, Japón, Canadá y Rusia) reunidos en Potsdam (este de Alemania), amenazaron a Irán con adoptar «medidas apropiadas suplementarias» si ese paí­s no interrumpe su proceso de enriquecimiento de uranio, tal como exige el Consejo de Seguridad de la ONU.

En ese contexto, las posibilidades de éxito de la misión del Alto Representante para Polí­tica Exterior de la Unión Europea para desbloquear el asunto iraní­ en Madrid parecen débiles.

Sobre todo porque a su llegada a Madrid, la noche del miércoles, Larijani reafirmó que su paí­s «no aceptará ninguna condición previa».

Y ese es el principal obstáculo entre el régimen de Teherán y las potencias occidentales lideradas por Estados Unidos.

Las grandes potencias plantean como condición previa la suspensión del programa de enriquecimiento de uranio para poder entablar negociaciones con Teherán sobre aspectos vinculados a la cooperación, en particular en lo nuclear en el ámbito civil.

Tras la infructuosa reunión que ambos mantuvieron en Ankara (Turquí­a) los dí­as 25 y 26 de abril, Solana remodeló su plan para convencer a Teherán de que reanude el diálogo.

Pero la apertura de negociaciones entre las grandes potencias e Irán sigue estando condicionado por las primeras a la aceptación del denominado mecanismo de «doble suspensión», es decir suspender las actividades de enriquecimiento nuclear a cambio de la suspensión de las sanciones adoptadas por el Consejo de Seguridad de la ONU.

Irán continúa considerando que el enriquecimiento de uranio es un «derecho» que le asiste y sigue haciendo oí­dos sordos a los emplazamientos del Consejo de Seguridad que en tres resoluciones sucesivas (dos de ellas con sanciones incluidas), le pidió que suspenda el citado programa.

El G8 teme que la República Islámica aproveche su programa nuclear civil para fines militares, pues el enriquecimiento de uranio permite obtener combustible para una central nuclear, pero también es la materia prima de una bomba atómica.

Teherán ha negado en todo momento que su programa nuclear civil persiga un propósito militar y afirma que simplemente quiere garantizar el abastecimiento de sus centrales nucleares.