Intensa campaña


Tercero. El candidato francés por el partido del centro y tercero en la intención de voto, Francois Bayrou, durante un mitin polí­tico en la ciudad de Nimes.

Los dos favoritos en las elecciones presidenciales francesas, el conservador Nicolas Sarkozy y la socialista Ségolí¨ne Royal, redujeron sus diferencias en los sondeos e inyectaron más fuerza en la campaña a tres semanas de los comicios.


Un sondeo publicado hoy estima que Sarkozy, favorito desde hace semanas, perdió tres puntos en las intenciones de voto en la primera vuelta y se sitúa en el 28%, seguido muy de cerca por Royal, con 27%.

En la segunda vuelta, el candidato conservador ganarí­a a su rival socialista por un ajustado 51% de los votos contra 49% para su adversaria, según estas cifras del instituto BVA.

Los autores de la encuesta apuntan que Sarkozy pierde puntos entre los votantes de derecha moderada, que se inclinan hacia el candidato de centro, Franí§ois Bayrou, con un 20% de intenciones de voto actualmente. Por su parte, Royal recupera fuerza gracias a una mayor adhesión de las clases populares y de gremios como los obreros.

Irremediablemente vulnerables ante cualquier oscilación en los sondeos, los grandes candidatos han elevado el tono de su discurso a poco más de tres semanas de las elecciones y no dudan en desprestigiarse en público sin ningún pudor.

La cuestión de la seguridad, crucial en los comicios de 2002, se ha sumado de forma inesperada a la campaña electoral francesa esta semana debido a los enfrentamientos registrados entre la policí­a y grupos de jóvenes, la mayorí­a de origen magrebí­ y africano, en la Estación del Norte de Parí­s.

Los incidentes se produjeron después de la detención de un pasajero, al parecer un inmigrante ilegal fichado por la policí­a por varios delitos, que viajaba sin billete.

«Todos nos acordamos de que la campaña presidencial del 2002 se decidió en gran parte por cuestiones como la inseguridad y el uso electoral de algunos inquietantes acontecimientos», advierte el vespertino Le Monde hoy, alertando del riesgo de «jugar con el miedo de las personas».

El violento episodio de la Estación del Norte avivó las crí­ticas mutuas entre Sarkozy y Royal. Mientras la socialista acusó al ex ministro de Interior de haber creado un clima de «inseguridad» y «tensión» y no haber prestado atención a los habitantes de los barrios marginales, Sarkozy acusa a su rival de ponerse «del lado de los que delincuentes».

«Me pone triste ver que los candidatos a la presidencia, que deben encarnar la identidad de la nación y la autoridad republicana, encuentran excusas para los defraudadores, los gamberros y los violentos», declaró Sarkozy hoy.

El ex ministro de Interior, que dejó su cargo el lunes, presume de haber sabido hacer retroceder la delincuencia y podrí­a ganar puntos con estos acontecimientos ya que se presenta como el «único candidato capaz de garantizar la seguridad» de los franceses.

«En cinco años, el gobierno de derecha, que convirtió la seguridad en su tema principal de campaña en 2002, fracasó completamente», reaccionó Royal.

En mayor o menor medida, el resto de candidatos también aprovechó el incidente de la Estación del Norte para sacar provecho electoral.

Para Bayrou, que predica el fin de la alternancia derecha-izquierda en Francia, los socialismas muestran un «laxismo» preocupante y la derecha opta por una «represión» de los barrios problemáticos.

Según el candidato de extrema derecha, Jean Marie Le Pen, que consiguió pasar a la segunda vuelta en las presidenciales de 2002, el balance de Sarkozy como ministro de Interior es «un fracaso» y los incidentes en la estación de tren francesa se deben a la «polí­tica de inmigración masiva» llevada a cabo desde hace años.

Para la aspirante comunista Marie-George Buffet, Sarkozy «sembró desde hace años una situación explosiva» gracias a una gestión que fomenta la «el rechazo y la división» en Francia.