La misión llegó a eso de las 08:30 horas al aeropuerto Toncontín, sur de Tegucigalpa, en un avión de la Armada de Estados Unidos, y fue recibida con honores militares, en la base de la Fuerza Aérea Hondureña, al costado sureste de la terminal, trasmitieron medios locales.
Integran la comisión los cancilleres de Argentina (Jorge Taiana), Canadá (Peter Kenneth), Costa Rica (Bruno Stagno), Jamaica (Kenneth Baugh), México (Patricia Espinoza), Panamá (Juan Carlos Varela) y República Dominicana (Carlos Morales).
Las autoridades del gobierno de facto, presidido por Roberto Micheletti, reiteraron su negativa a aceptar el regreso de Zelaya, que consideran «innegociable».
Tras un frustrado intento el 11 de agosto, por fin la Organización de Estados Americanos (OEA) envía la delegación a Tegucigalpa, con el secretario general, José Miguel Insulza como «observador».
La delegación, que llega a un país polarizado entre los que están a favor de Zelaya y los partidarios de Micheletti, está integrada por los cancilleres de Argentina, Canadá, Costa Rica, Jamaica, México, Panamá y República Dominicana.
El objetivo oficial de la misión es convencer al gobierno de Micheletti de aceptar una propuesta hecha por el mediador en el conflicto, el presidente de Costa Rica, Oscar Arias, que implica reinstalar a Zelaya.
Pero la vicecanciller, Martha Lorena Alvarado, en declaraciones a la estación local HRN, sentenció que la restitución de Zelaya «es innegociable».
La delegación será recibida en el aeropuerto Toncontín, sur de Tegucigalpa, por una misión que viajó por dos veces a Washington donde se reunió con Insulza y funcionarios de Estados Unidos.
Esa representación del gobierno de facto la integran el político Mauricio Villeda, el empresario Arturo Corrales y la ex presidenta de la Corte Suprema de Justicia, Vilma Morales. Se sumará el canciller Carlos López Contreras, informó a la AFP el portavoz del gobierno, César Cáceres.
El portavoz indicó que en la Casa de Gobierno se desconocía la agenda de la visita y la hora del arribo de la misión pero que sería «por la mañana».
Insulza había decidido enviar la misión el pasado 11 de agosto pero Micheletti se negó a recibirla por considerar que el secretario general no era imparcial en el conflicto.
Micheletti se quejó de que el informe que presentó Insulza a la Asamblea General, tras un viaje relámpago a Tegucigalpa, sirvió para que Honduras fuera suspendida de la OEA el pasado 4 de julio.
Luego Micheletti declaró que Insulza «no era bienvenido» a Tegucigalpa, aunque por último aceptó que llegara pero como «observador».
Alvarado expresó que «en Honduras se sustituyó a un presidente (…). Cuando (Zelaya) fue capturado y enviado fuera del país ya no era presidente de Honduras por lo que pretendía hacer y estaba haciendo» en referencia a su iniciativa de convocar a una Constituyente que redactara una nueva constitución.
«La comunidad internacional tiene fijos sus ojos simplemente en ese objetivo, retornar al señor Zelaya al poder» y «el tema del retorno del señor Zelaya a la presidencia, per se, no es negociable, como no es negociable la Constitución y la soberanía», sentenció.
Reconoció que «la única expectativa que tenemos es que un par de (cancilleres, de Canadá y Panamá) amigos rompan esta conspiración del silencio y digan la verdad de lo que está sucediendo aquí».
Un comunicado de la OEA el viernes señaló que «la agenda de la delegación no se limitará sólo al ámbito público. Incluye reuniones con representantes de la Iglesia Católica, las Iglesias Evangélicas, los empresarios, los trabajadores, los candidatos presidenciales y distintas organizaciones de la sociedad civil».
La crisis hondureña constituye una amenaza a la vigencia de la democracia que se estaba consolidando en América Latina, dijo la canciller mexicana, Patricia Espinosa, quien el lunes llegó a Honduras como parte de una comitiva de la OEA.
«La crisis hondureña constituye una amenaza a la vigencia de la democracia y al orden constitucional que en años previos se habían venido consolidando en la región», sostuvo Espinosa en una entrevista publicada este lunes por el diario mexicano Reforma.
Dijo que esa es la razón por la que «gobiernos (de la región) con visiones políticas diferentes, puedan converger en una posición común», consultada sobre la coincidencia del gobierno conservador de México con otros de izquierda, como Venezuela, respecto a la salida de la crisis en Honduras.
«Ningún país de la región puede mostrarse indiferente ante este grave retroceso» en Honduras, advirtió.
La ministra de Relaciones Exteriores expresó su esperanza de que la misión que integra junto a seis colegas y el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, encuentre una salida a la crisis «a través del diálogo y la negociación».
No obstante, dijo que, «sea cual fuere el resultado de estos esfuerzos, México seguirá aportando propuestas para concretar el objetivo común de restablecer el orden constitucional en Honduras y restaurar su democracia», tras el golpe de estado del 28 de junio que derrocó al presidente Manuel Zelaya.
Señaló que el objetivo de México en la misión que llegó a Tegucigalpa es contribuir a los esfuerzos de la OEA «incluida la gestión mediadora» del presidente de Costa Rica, Oscar Arias.
La comisión de la OEA está integrada además por los cancilleres de Argentina (Jorge Taiana), Canadá (Peter Kenneth), Costa Rica (Bruno Stagno), Jamaica (Kenneth Baugh), Panamá (Juan Carlos Varela) y República Dominicana (Carlos Morales).
Zelaya estuvo en México en los primeros días de este mes y fue recibido con honores protocolares de jefe de Estado.
México está a cargo de la secretaría pro témpore del Grupo de Río, integrado por 23 países latinoamericanos, incluido Honduras.