Institución de la Cena del Señor


Y tomó el pan y dio gracias, y lo partió y les dio, diciendo: «Esto es mi cuerpo, que por vosotros es dado; haced esto en memoria de mí­».

Roberto Arias

De igual manera, después que hubo cenado, tomó la copa diciendo: «Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que por vosotros se derrama». (Lucas 22:19 y 20)

Estas son, a mi juicio, las palabras más relevantes de todo el Nuevo Testamento. Son las palabras preciosas que dijo el hijo de Eloí­m, Yahvé, Jehová o como el cristiano quiera llamar al Creador del universo en su última cena como Hombre en esta Tierra.

El Señor Jesucristo, hijo unigénito de Yahvé y primogénito de Marí­a, quien lo concibió siendo muy joven y virgen, -Y despertando José del sueño, hizo como el íngel del Señor le habí­a mandado, y recibió a su mujer. Pero no la conoció hasta que dio a luz a su hijo primogénito; y le puso por nombre Jesús (Mateo 1:24 y 25), explicó así­ el pacto que hizo con la humanidad entera, por medio del derramamiento de su sangre.

No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir.

Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido.(Mateo 5: 17 y 18)

En sus enseñanzas Jesús liberó a la ley de las añadiduras humanas y de las falsas interpretaciones. Sus seguidores hoy ya no están bajo la ley mosaica con sus regulaciones ceremoniales, según Hechos 15: 10: Ahora pues, ¿Porqué tentáis a Dios, poniendo sobre la cerviz de los discí­pulos un yugo que ni nuestros padres ni nosotros hemos podido llevar? O conforme a Gálatas 5:1y 2: Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud. He aquí­, yo Pablo os digo que si os circuncidáis, de nada os aprovechará Cristo.

Sin embargo, los mandamientos de Dios están vigentes, pues el mismo Jesús los citó en algunas oportunidades y el decálogo de los mandamientos de Dios inician de esta forma: Y habló Dios todas estas palabras, diciendo: Yo soy Jehová tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre. No tengáis dioses ajenos delante de mí­.

No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, y hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos.(í‰xodo 20: del 1 al 6.)

La palabra de Dios es clara en las Sagradas Escrituras. í‰stas instruyen perfectamente sobre cuál es la voluntad de Yahvé Dios, cuál es la voluntad del Señor Jesucristo y cuál es la razón de Su venida a este planeta en la forma de un hombre humilde.

La Cena del Señor debe conmemorarse en su justa dimensión, como í‰l lo pide a sus discí­pulos (Lucas 22:19,20) y debe obtenerse el conocimiento de qué es lo que se conmemora, cómo debe realizarse esa conmemoración y porqué debe conmemorarse, escudriñando las Escrituras, como í‰l lo manda.