Gran Bretaña, país anfitrión, urgió hoy a los ministros de Finanzas del G20 a dejar de lado sus diferencias y buscar un consenso en la financiación de la lucha contra el cambio climático, cuando se desvanecen las esperanzas de lograr un acuerdo en Copenhague.
Mientras ministros y gobernadores de los bancos centrales debatían también sobre la manera de consolidar la recuperación económica, el primer ministro británico Gordon Brown les instó a considerar una tasa sobre las transacciones financieras mundiales, la llamada «Tasa Tobin».
Esta sería una manera de reflejar la «responsabilidad global» que las instituciones financieras tienen hacia la sociedad, dijo Brown, cuyo país organiza la reunión en la localidad escocesa de Saint Andrews.
Brown habló después de que se redujera la posibilidad de que el bloque formado por las mayores economías desarrolladas y emergentes del planeta alcanzara un acuerdo sobre las ayudas a los países más pobres para luchar contra el cambio climático.
Una fuente francesa dijo a la AFP a última hora del viernes que pese a la inminente cita de Copenhague, el tema «podría no aparecer en absoluto en el comunicado, o sólo de forma muy vaga» porque algunas potencias emergentes consideran que el G20 no es «el foro apropiado» para discutir ese tema.
El ministro de Finanzas británico, Alistair Darling, reconoció que había «diferentes puntos de vista» alrededor de la mesa que podrían llevar a «discusiones difíciles» al inaugurar formalmente la reunión el sábado.
«Pero creo que es imperativo que al final de la jornada podamos demostrar que hemos hecho verdaderos progresos», agregó.
Y advirtió: «Si no hay un consenso sobre la financiación, si no hay un acuerdo sobre contribuciones para asegurar que podemos luchar contra este problema, será mucho más difícil lograr un acuerdo en Copenhague».
La conferencia sobre el clima de la ONU, que se celebrará en la capital danesa del 7 al 18 de diciembre, busca un acuerdo que suceda al Protocolo de Kyoto, pero cada vez hay más dudas sobre la posibilidad de lograr un tratado jurídicamente vinculante.
El máximo responsable de la ONU en la materia, Yvo de Boer, dijo recientemente que el G20 Finanzas era una de las dos «grandes oportunidades» de avanzar en el tema de la financiación antes de Copenhague.
La otra pasó la semana pasada cuando los líderes de la Unión Europea no pudieron especificar con cuánto iban a contribuir pese a ponerse de acuerdo en que los países en desarrollo necesitarían unos 100.000 millones de euros (150.000 millones de dólares) anuales para 2020.
El estado de la economía mundial será el otro gran tema de la reunión.
Cuando algunos de los países más afectados empiezan a salir de la recesión, el G20 se centrará en la construcción de un futuro seguro para prevenir una repetición de la crisis.
Brown dijo que la «Tasa Tobin» era una de las medidas que deberían considerarse «urgentemente» mientras la comunidad internacional examina «si necesitamos un mejor contrato económico y social para reflejar las responsabilidades globales de las instituciones financieras con la sociedad».
El G20 respondió a la crisis financiera con un paquete de incentivos fiscales de un billón de dólares, pero algunos observadores lo han acusado de no haber hecho lo suficiente para atacar las causas de la crisis.
Las conversaciones girarán en torno a las estrategias de salida de las medidas de emergencia instauradas en el peor momento de la crisis, aunque Darling advirtió que «no hay lugar para la complacencia».
«Espero que podamos estar de acuerdo (…) en que necesitamos mantener el respaldo a nuestras economías hasta que la recuperación esté consolidada», agregó el ministro, cuyo país no ha salido todavía de la recesión.
«Estamos en una posición en la que hay mucha incertidumbre, muchos riesgos que tienen que ser negociados», declaró.
Coincidiendo con esta reunión, varias organizaciones no gubernamentales planteaban este sábado una contra-cumbre y una manifestación para urgir a los países del G20 a actuar en favor del clima y del empleo.