En medio de un conflicto cargado de sectarismo, una enorme estatua de bronce de Jesús ha sido erigida en una montaña siria, al parecer bajo el amparo de una tregua entre tres facciones de la guerra civil.
Jesús permanece de pie, con los brazos extendidos, en el monte Cherubim, por encima de una ruta que los peregrinos tomaban de Constantinopla a Jerusalén en tiempos antiguos. La estatua mide 12,3 metros (40 pies) de altura y está sobre una base que eleva esa altura a 32 metros (105 pies), según calculan los organizadores del proyecto.
Que la estatua haya llegado a Siria y haya sido instalada sin incidentes el 14 de octubre es algo extraordinario. El proyecto tomó ocho años y fue retrasado por la guerra civil que siguió a la sublevación de marzo del 2011 contra el presidente Bashar Assad.
Cristianos y otras minorías son blancos de ataques en el conflicto, y la seguridad de la estatua no está para nada garantizada. Se encuentra en medio de aldeas en las que algunos milicianos, vinculados con al-Qaida, tienen poca simpatía por los cristianos.
Entonces, ¿por qué erigir una estatua de Cristo en medio de tantos contratiempos y peligros?
Porque «Jesús lo habría hecho», afirmó el organizador Samir al-Ghadban, según le dijo un líder de una iglesia.
El éxito de los organizadores en superar los obstáculos muestra las complejidades de una guerra civil en la que a veces, pese a las atrocidades, las partes en conflicto pueden alcanzar treguas breves.
Al-Ghadban dijo que los principales grupos armados en el área — fuerzas sirias, rebeldes y las milicias locales de Sednaya, el pueblo cristiano cercano a la estatua — suspendieron los combates mientras se instalaba la estatua, sin dar más detalles.
En ocasiones los insurgentes y las fuerzas del gobierno acuerdan treguas breves para permitir el transporte de productos. Usualmente no reconocen que tienen dichas treguas, ya que eso sería un reconocimiento tácito de sus enemigos.
Llevó tres días erigir la estatua. Fotos proporcionadas por los organizadores muestran cómo la llevaron al sitio en dos piezas sobre tractores, y luego la alzaron con una grúa. Estatuas de menor tamaño que representan a Adán y Eva están cerca.
El proyecto, llamado «He venido a salvar el mundo», es administrado por la Fundación San Pablo y San Jorge, con sede en Londres y dirigida por Al-Ghaban. Anteriormente se llamaba Fundación Gavrilov, por el nombre de un empresario ruso, Yuri Gavrilov.
Al-Ghadban dijo que la mayor parte del financiamiento provino de donantes privados, pero no dio más detalles.
Los rusos han sido una fuerza impulsora en el proyecto, algo que no sorprende, si se tiene en cuenta que el Kremlin es el principal aliado de Assad y que las iglesias ortodoxas de los dos países tienen estrechos lazos.
Al-Ghadban, que habló con The Associated Press desde Moscú, es sirio-ruso y vive en los dos países.