Inspirado por la derrota, San Antonio reclama su revancha ante Miami


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Gregg Popovich sabía que aunque doliera, echar sal en la herida ayudaría a cicatrizar mejor. El técnico de San Antonio Spurs mostró a sus hombres en septiembre los videos de los dos últimos partidos de la final de la NBA perdida el año pasado ante Miami, y a partir de ahí el equipo se conjuró para tener una oportunidad de revancha.

Por Daniel García Marco, Miami, Agencia dpa

Los Spurs la tendrán a partir del jueves, cuando ambos equipos repitan duelo por el título del baloncesto norteamericano por primera vez desde que en 1998 Chicago Bulls y Utah Jazz protagonizaron su segunda final consecutiva.

   «Estamos felices de que sea de nuevo ante Miami. Aún nos dura ese mal sabor de boca», dijo el sábado Tim Duncan, capitán del equipo que liquidó a Oklahoma City Thunder y se citó otra vez con el Heat de LeBron James tras el vibrante duelo a siete encuentros de hace un año.

   «Todos tenemos cicatrices en nuestras carreras. Ésta es muy profunda. Poco a poco uno va pensando menos, pero de vez en cuando aparece y duele», decía el argentino Manu Ginóbili en septiembre.

   Popovich aún tardó mucho más en quitárselo de la mente. «En algún momento del día siempre se me pasa por la cabeza. Espero que con el tiempo sólo se me pase cada dos días, luego una vez a la semana, una vez al mes hasta que desaparezca», dijo el técnico en enero cuando visitó Miami.

   Y es que los Spurs tuvieron en la mano su quinto anillo en cinco finales y el cuarto desde que se juntaron el trío formado por Duncan, Ginóbili y el francés Tony Parker.

   Miami estaba abajo cinco puntos a falta de menos de 30 segundos para el final del sexto partido con ventaja de 3-2 para San Antonio. Las últimas 122 veces que había pasado eso en los playoffs, el equipo que estaba abajo perdió 122 veces, por lo que los voluntarios ya se preparaban para la ceremonia de entrega del trofeo a los Spurs en Miami.

   Pero a falta de cinco segundos, Chris Bosh atrapó un increíble rebote ofensivo, pasó la pelota a Ray Allen, que retrocedió hasta la línea de tres y anotó «uno de los lanzamientos más emblemáticos de todos los tiempos», según lo definió el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, gran aficionado al baloncesto.

   Esa jugada (http://dpaq.de/MsKEQ) igualó el sexto encuentro, ganado finalmente por Miami en la prórroga. En el séptimo y definitivo duelo, el Heat venció con algo más de comodidad y logró su segundo título consecutivo.

   Los Spurs tuvieron varios meses de digestión pesada. Todo periodista hurgaba en la herida, como si la imagen de Allen anotando ese triple no los torturara suficiente. Empezó la pretemporada y Popovich incidió de nuevo con los videos.

   «Estábamos tratando de dejarlo a un lado, superarlo, aprender de ello y seguir adelante», recordó Duncan el sábado.

   Lo que podría haber sido un golpe mortal para un equipo que había tardado seis años en volver a una final y que se basa en un trío de veteranos -Duncan (38 años), Ginóbili (36) y Parker (32)- no fue tal.

   Los Spurs no se hundieron y pese al golpe y a la edad, volvieron y fueron el mejor de la temporada regular, lo que a diferencia de hace 12 meses les dará la ventaja de cancha en la final.

   Aunque más que volver, el verbo que mejor define a los Spurs es continuar. Ahí sigue un equipo que con el mismo técnico, la misma filosofía y con Duncan como guía lleva 15 años siendo competitivo, lo que le llevó a ganar los títulos de 1999, 2003, 2005 y 2007.

   «Los chicos crecieron a partir de la derrota del año pasado», dijo el sábado Popovich. «Yo lo llamo fortaleza. Mostraron una gran fortaleza», agregó el que fue elegido como mejor técnico de la temporada.

   «Si puedo humildemente felicitar a mi equipo por algo es por sufrir esa dura derrota, sobre todo en el sexto partido, y no autocompadecerse, volver este año y volver a estar en la misma posición. Estoy muy orgulloso y aún más feliz por ellos», dijo el sabio «Pop», que cree que los Spurs son más fuertes ahora con un mejor banquillo y un Kawhi Leonard más maduro.

   San Antonio no olvidó del todo la derrota, que al final sirvió de combustible a un equipo coral, generoso y que cuenta con el mejor movimiento de pelota de toda la liga.

   «Este año fue raro. Lo dimos todo desde el comienzo y nos exigimos el uno al otro por lo que había ocurrido el año pasado. Fuimos capaces de asentarnos. Estoy orgulloso del equipo por no dejar que todo eso nos pesara, por no usarlo de excusa. Estamos de vuelta (en la final) y esta vez queremos lograrlo», afirmó Duncan, rejuvenecido por la posibilidad de revancha.