Insistencia


logito

Yo insistía en que no era suficiente acurrucar una promesa sobre otra promesa, en el closet ubicado detrás de la puerta de nuestro mañana.

David Alvarado

Porque un día, tal vez uno de los dos se pondría furioso y mientras buscaba una maleta para llevarse todos los momentos y las ganas, abriríamos la puerta y nos caerían en la cabeza haciendo más grande nuestro enojo y la intención de no regresar.

Tú querías evaporar los fantasmas de los días perdidos que viven amontonados bajo la cama, pero por más que tratabas de atraparlos se te esfumaban entre las manos, así como también se te esfumaba todos los días una excusa fallida para que yo siguiera creyendo en ti.

Todavía guardo las primeras palabras que escribiste pensando en mí. El tiempo ha pasado por encima de nosotros pero hay cosas que no pueden solo borrarse y creer que jamás existieron.

Me cansé de correr para alcanzarte mientras tú caminabas hacia el punto en el que debíamos encontrarnos. Yo, con todas mis ganas de apresurar las cosas pretendía llegar a ti antes de llegar al mañana y no esperar para vivirte en tiempo y espacio que no se si algún día llegará.

Entonces empecé a caminar y a veces no podías percibirme, entonces creíste que ya no creía en la promesa del mañana mejor y tu mejor defensa fue no dejar que mi cansancio te afectara.

Te pusiste una venda en los ojos para no ver todos los momentos muertos que pisaste mientras corrías hacia tus objetivos. Tampoco escuchaste el llanto de los niños, el cantar de los pájaros y el sonido del despertador diciendo que era momento de dejar de soñar.

Yo insistía en que no era suficiente acurrucar una promesa sobre otra promesa, en el closet ubicado detrás de la puerta, pero me faltaba espacio y tuve que empezar a amontonarlos junto a los fantasmas de los días perdidos que viven amontonados bajo la cama. Yo insistía y tú desistías… mientras seguía esperando, curándome las heridas que me quedaron de la última vez que caí.