Es bueno saber que el Presidente y la Vicepresidenta de la República están insatisfechos con lo que han podido ejecutar en los primeros seis meses de gobierno, puesto que por lo general nuestros políticos consideran que desde el primer día en el poder todo lo hacen a las mil maravillas; al fin y al cabo, eso es lo que les dicen en el oído todos los días los que integran la corte de aduladores que rodea a los gobernantes.
Nadie con dos dedos de frente puede sentirse plenamente satisfecho de lo que pueda realizar en el ejercicio del poder en un país como Guatemala, porque nunca será suficiente el trabajo para ponernos al día en cuanto a las necesidades para impulsar el desarrollo social y el desarrollo sostenible que tanta falta nos hace. Aparte de las cuestiones concretas, como el hecho de ver todos los días la larga lista de personas que mueren por la violencia, hay demasiados aspectos de nuestra realidad que tienen que ser un reto constante para quien gobierna.
Centrando la atención específicamente en el tema de la inseguridad, hay que decir que en estos seis meses hemos visto una mejor coordinación de esfuerzos entre el Ministerio Público y las fuerzas de seguridad a cargo del Ministerio de Gobernación, lo que permitió la captura de numerosos sospechosos de operar en el marco del crimen organizado. Sin embargo, el reto sigue siendo enorme porque hoy mismo estamos viendo un repunte de la violencia común, de los asesinatos cometidos como parte de extorsiones o de asaltos y que nuevamente disparan el índice de muertes por violencia a los niveles que causan tanto espanto.
Se debe entender que no hay resultados mágicos, pero indudablemente que en este campo urge implementar acciones que devuelvan la paz, tranquilidad y confianza a la población. Los gobernantes dijeron ayer que se comprometen a reducir de manera sensible los índices de criminalidad y ojalá sea cierto y no constituya una de las tantas promesas que se van quedando vacías.
El triunfo de Pérez Molina tuvo su base, indudablemente, en la oferta de seguridad y combate a la criminalidad. Entonces es indispensable que se perciban los resultados en ese campo de manera prioritaria, puesto que eso es lo que da consistencia al régimen que todavía parece gozar del beneficio del respaldo de la mayoría de guatemaltecos que casi en tres cuartas partes respalda su gestión y valora bien lo que se ha hecho. Pero todo gobierno se desgasta rápidamente y cuando un gobierno hace algo malo o no da la sensación de hacer algo bueno, el desgaste se acelera mucho más.
Minutero:
Con la corrupción que campea
no basta una fuerza de tarea;
hace falta una cruzada
para darnos la limpiada