El título coloquial del presente artículo obedece a la circunstancia que hace un par de meses atrás, de forma pública sugerí a Conred a efecto de preguntar si estaban ya preparados para tratar de reducir el efecto de las dimensiones de los desastres que pudieran ocurrir durante la época de lluvias.
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Recibí atenta invitación de la persona encargada de comunicación social de Conred para hacer una visita a la institución y enterarme de sus planes; sin embargo, no acudí en el entendido que mi alerta temprana era para su prevención, la cual ignoro haya sido tomada en cuenta.
El tiempo me da la razón así como a miles de guatemaltecos que “otra vez†la Conred está instituida como una institución de respuesta y no de prevención, lo que aumenta el riesgo de pérdida de vidas en los lugares susceptibles o señalados como de riesgo para los habitantes.
En declaraciones televisivas, la Conred dijo que estaban preparados para las urgencias que se presentaran; y los últimos recuentos informativos señalan que no fue, ni es así. Por lo tanto… ¿no que sí, pues?
Las fuerzas de seguridad del Estado y el Ministerio Público han principiado a responder de forma positiva a la cada vez más exigente voz popular en cuanto a la resolución de casos delictivos; no es tan fácil como muchas personas han de creer, pero, se principian a ver los resultados de esos cambios que se han operado dentro de la organización interna del Ministerio Público.
Uno de ellos, es la importancia que se le ha privilegiado a la investigación y su apuntalamiento con elementos técnicos como el Inacif, y por qué no decirlo, con la valiosa participación de investigadores policiales formados en el extranjero y dentro de las filas de la PNC. ¿No que no se podía mejorar la actuación del MP, pues? También es cierto que “de todo hay en la viña del Señorâ€, pero poco a poco, los cambios irán asentando en sus laborantes la nueva cultura de investigación, y dejar por un lado la vieja e insana costumbre de convertir a los fiscales y sus auxiliares en émulos de jueces a priori.
¿No que no, pues? ¡Claro que se puede hacer! Pero para ello es necesario que las autoridades tengan la voluntad política, económica y sobre todo la voluntad moral y ética para realizar los cambios necesarios.
El mismo fenómeno institucional ocurre en las escuelas e institutos nacionales, donde hay maestras y catedráticos que llegan hasta media hora tarde a cumplir con sus obligaciones y a veces ni llegan, pero eso sí… quieren salir temprano; alegan por el respeto a sus derechos pero no hablan nada del cumplimiento de sus obligaciones ni de respetar el derecho a la educación que tienen los alumnos. Con fundamento en la Ley de Educación Nacional, allí también: ¡sí se puede! Por lo tanto, hay que hacer los cambios institucionales que la realidad demande en beneficio de la población. Oj Alá.