¿No les da vergüenza?


francisco-caceres

No sé si a usted estimado lector le ha pasado lo mismo, pero cada vez que llego al gran Centro Cultural “Miguel Ángel Asturias”, Patrimonio Cultural de la Nación, me enchino. Me conmueve la sensación de sentirme orgulloso de ser chapín, porque puedo disfrutar de instalaciones dedicadas a fines culturales que muchos pueblos americanos todavía ambicionan. Entiendo que para muchos lectores les podrá parecer exagerado lo antes dicho, pero estoy seguro que van a compartir conmigo el criterio que si dichosamente tenemos un patrimonio de esa naturaleza, lo que menos debiéramos hacer es hasta lo imposible por cuidarlo como tesoro que es, limpio, brillante, funcionando con esplendor en todos sus aspectos.

Francisco Cáceres Barrios
fracaceres@lahora.com.gt


¿Tanto cuesta mantener en buen estado lo que es nuestro? ¿Por qué haber construido algo tan imponente sin darle el debido mantenimiento? No logro explicarme la posibilidad que existan fondos suficientes para que el Congreso pueda tener cuentas de ahorro y encima de ello, recursos para sostener jugosamente remunerados a 158 diputados, comiendo y bebiendo a sus anchas, con cero productividad y el teatro, que sí es orgullo de los guatemaltecos, solo tenga disponibilidad para mal remunerar a 20 personas que tienen que atender un promedio de 60 eventos mensuales, con jornadas hasta de 20 horas diarias. Todavía hay gente que asegura que los gobiernos “no tienen voluntad política” para hacer las cosas bien. Disculpen, pero dicha expresión no la comparto, pues en el fondo no se trata de voluntad, sino de actitud haragana, irresponsable, incapaz y exceso de corrupción. ¿Cómo es que sí se cuenta con suficiente pisto para comprar miles de pelotas a elevadísimos precios, como si fueran a utilizarlas en el mundial de fútbol?

La barbaridad que he venido relatando no es de ahora. Viene de mucho tiempo atrás. Recuerdo que hace algunos años, trabajando en la organización y preparación de un evento internacional, fuimos advertidos de no poder usar el escenario móvil con que cuenta porque no tenían dinero para comprar el aceite que utilizaba el sistema hidráulico y debido a que el mismo llevaba algunos años de tener malos los empaques.  Como es del conocimiento público, hace poco falleció el maestro creador del Centro Cultural, don Efraín Recinos, con quien en diversas oportunidades conversamos sobre las penalidades que él y el equipo de trabajo operativo pasaban para atender debidamente a los asistentes a tantos eventos culturales que ahí se realizan. También platicamos de las penas y vergüenzas que habían pasado con artistas protagonistas y que, aparte de las filtraciones de agua que ya tienen sus muros, en pleno siglo veintiuno, todavía la tremenda maquinaria burocrática gubernamental financiada con el dinero de los contribuyentes, siga sin poder pagar puntualmente las remuneraciones de los técnicos artísticos, a quienes la semana pasada, todavía no se les había pagado sus sueldos correspondientes a febrero y marzo. Si al menos se ruborizaran nuestras autoridades…