Mi comentario para hoy llevaba el titular “Por una Navidad feliz y tranquilaâ€, pero me vi obligado a cambiarlo después de enterarme del triste estado de resultados del Congreso de la República. No hay derecho para que los servidores del pueblo (nunca “padres de la patriaâ€) se pongan ahora a dar excusas del saldo negativo de sus cuatro años y más todavía del último. Estamos tan mal en Guatemala, que nada extraño sería que los 158 llamados representantes, fueran también candidatos a recibir la Orden del Quetzal. ¡Qué descaro, qué cinismo y qué tristeza!
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El colmo es que estén incluyendo entre sus “logros†haber aprobado el sistema electrónico para votar y el respectivo control de asistencias, cuando ello fue exigencia indispensable “para poder contarles las costillasâ€. ¿Tendremos entonces que felicitarlos también por las comilonas que realizan en sus propias curules, pues con el pretexto de ir a comer o ir al baño se escapan de las sesiones a las que tienen gorda obligación asistir?; ¿alguien podrá creer eso de que los diputados trabajan las 24 horas y que sea justo y equitativo que a los faltistas solo se les quite lo correspondiente a dietas, cuando la estructura de su remuneración debiera cambiarse para que la mayoría proviniera de éstas?
Sigo pensando igual que siempre, aunque digan que estoy predicando frente al mar y arando en el desierto, insisto sobre que si en verdad queremos cambiar, debiéramos empezar por la Ley Electoral y de Partidos Políticos, dándole un giro de 180 grados a la selección y postulación de diputados al voto popular y así solo escoger a quienes sean más honestos, aptos, capaces y experimentados representantes y no “al dedazo†de cada partido político, tal y como se viene haciendo hasta la fecha. Porque aunque me califiquen de pesimista o mal pensado, creo que la integración del Congreso que se instalará en 2012 muy poco se va a diferenciar de los anteriores y de ahí, otra vez el cumplimiento del axioma: “si sigues haciendo lo mismo, tendrás los mismos resultadosâ€.
De otra cosa de que se vanaglorian los diputados es que en el 2011 se gastó menos en viajes al extranjero, pero los ciudadanos seguimos con la inquietud: ¿a qué fueron los diputados que volaron para Haifa, Israel; a Bélgica y a Suiza?, ¿fueron tan provechosos sus viajes que la población salió favorecida en cuanto a lo político, económico y social? Porque irse de viaje solo por el placer de mandarlos a pasear, para eso vaya si no están sobrepagados. A la población no le molesta que los diputados electos reciban el elemental entrenamiento sobre la forma de conducirse durante el desarrollo de los debates o de la manera de plantear sus iniciativas, la que la pone como los once mil jicaques es que pidan el chance sin saber ni jota de sus deberes y responsabilidades.