Faltan unos pocos días y el exagente cubano René González está ansioso. Si todo sale como se espera, su colega Fernando González saldrá en libertad y, como él mismo lo hizo hace nueve meses, regresará desde Estados Unidos, donde ambos formaron parte de una red de inteligencia y se convirtieron a lo largo de una década en los protagonistas de una de las últimas batallas de la Guerra Fría.
René González cree que la excarcelación de los otros tres agentes –de cinco encausados y del cual él fue el primero en ser liberado– es cuestión de tiempo gracias a la presión de opinión pública y a una nueva era de buena vecindad entre Washington y La Habana.
«La realidad en Estados Unidos es que está cambiando rápidamente la percepción en cuanto a Cuba», declaró René González a la Associated Press en La Habana.
González, quien fue liberado en el 2011 luego de cumplir 13 años de condena, dice que el mensaje que la gente a ambos lados del Estrecho de la Florida le envía al presidente Barack Obama es claro: «que cambie su relación con Cuba».
«Todo el mundo sabe que en ese cambio de relaciones está (la solución de) los casos de Gross y el de ‘los cinco»’, señaló el agente, en alusión a Alan Gross, un contratista estadounidense detenido en Cuba y el otro de los ejes actuales de la disputa.
Fernando González cumplirá su sanción el 27 de febrero y se espera que sea deportado de inmediato a Cuba.
Los cinco cubanos fueron arrestados en 1998 en La Florida como parte de una serie de operativos contra una red de espionaje.
En 2001 René González fue condenado a 15 de prisión y los demás a penas de hasta dos cadenas perpetuas, aunque posteriormente la Corte de Apelaciones de Atlanta dispuso que las sanciones eran exageradas pues los agentes no obtuvieron información secreta estadounidense, lo que condecía con la versión cubana de que la misión de ellos era espiar a los grupos anticastristas radicales de La Florida.
En octubre de 2011 González fue excarcelado, pero se le impusieron tres años de libertad supervisada en virtud de su nacionalidad norteamericana, una decisión revocada el año pasado a costa del retiro de esa ciudadanía, lo que le permitió finalmente volver Cuba.
Ahora, René González espera de encontrarse con Fernando para seguir luchando por la liberación de los otros agentes.
«No sé cómo se sentirá cuando venga, a lo mejor necesita un descanso, pero espero verlo junto a mí en esta batalla. Creo que va a ser un buen refuerzo», dijo esta semana.
El caso de los cinco agentes cubanos y el de Gross le ponen el rostro humano a un conflicto binacional que lleva más cinco décadas de acusaciones mutuas y una política de presión por parte de Estados Unidos para que la isla cambie su sistema político.
Cuba ofreció reiteradamente a Washington negociar o un canje de sus agentes por Gross, condenado aquí en 2011 a 15 años por ingresar equipos de telecomunicaciones ilegales bajo contrato del Departamento de Estado de Estados Unidos.
Y González incluso estaría dispuesto a reunirse con Judy Gross, esposa del norteamericano. «Si me visita yo la recibiría muy amablemente».
Desde su llegada a la isla, González se puso al frente de una campaña que busca darle mayor visibilidad al caso y lograr que Fernando, Gerardo Hernández, Ramón Labañino, Antonio Guerrero, los otros agentes presos, regresen a Cuba.
El rostro de los cinco agentes decora casi cada pared pública en la isla, desde las oficinas estatales hasta los hospitales y cientos de grupos en el mundo se manifiestan por su causa a la que califican de heroica.
«Me fui como un ciudadano anónimo y ahora todo el mundo me reconoce en la calle», explicó el espía.
Piloto de formación, González fingió el secuestro de una avioneta en 1990, con la cual llegó a La Florida para refugiarse e infiltrarse en los grupos anticastristas violentos. Su misión era prevenir atentados como los que se vivieron en 1997, cuando bombazos en hoteles de La Habana –financiados por exiliados de la Florida, según mercenarios salvadoreños que confesaron haber participado en esas acciones– dejaron un turista muerto.
Más de dos décadas después González regresó a Cuba a vivir con su esposa Olga Salanueva y su hija adolescente Ivette a un céntrico pero pequeño apartamento. Su otra hija, Irma, se casó y le dio un nieto.
Este mes el ex piloto se estrenó como participante de las redes sociales y abrió una cuenta en Twiiter. «Soy un neófito en eso», comentó.
Vestido de remera a rayas blancas y pantalón negro, de hablar pausado pero seguro, el ex agente reconoció que aunque hasta ahora su reinserción en la vida cubana fue relativamente fácil, el país del estatismo y la ortodoxia comunista del que salió no tiene nada que ver con la realidad actual.
«Es un país diferente, pero también es un mundo diferente», advirtió. «Hemos tenido que hacer concesiones al mercado que a mí no me gustan, sobre todo en condiciones en que se crean ciertas desigualdades entre las personas que hacen que los más desfavorecidos vivan en una precariedad que antes no conocimos».
González nació en 1956 en Chicago, donde sus padres habían emigrado. La familia, simpatizante de Fidel Castro, volvió la isla en los 60.
En los tiempos en los cuales se formó en Cuba los subsidios soviéticos permitían redistribuir las riquezas de la isla de manera igualitaria, abaratar los servicios y la alimentación y extender la salud y educación.
Cuando se fue en 1990, Cuba comenzaba a sentir el efecto de la caída de sus aliados de Europa del Este, su PBI bajó, la luz se cortaba por horas, no había alimentos y el transporte más eficiente era la bicicleta.
Pero poco antes de su regreso en 2010, el presidente Raúl Castro comenzó una renovación del sistema con una apertura moderada a la iniciativa privada, la legalización del mercado de bienes raíces, la creación de cooperativas y la entrega de tierras a particulares.
Las reformas le cambiaron por el paisaje de la isla.
«Me parece que es un proceso interesante», dijo González. «Me siento bien de que hayamos hecho un diagnóstico de la realidad cubana y estemos tratando de adaptarla a las nuevas circunstancias sin perder la brújula».
La brújula para González sigue siendo «el socialismo». «Creo que la economía necesitaba de eso, de distintas formas productivas, un poco más de autonomía».
Tampoco pareció muy impresionado por las libertades civiles o el pluripartidismo que vivió en Estados Unidos.
«Me quedo con Cuba porque lo que vi allá fue un sólo partido con dos nombres distintos o sea el partido allá es el dinero», comentó. «Creo que el Partido Comunista de Cuba es más representativo de la sociedad cubana de lo que fuera cualquier partido en los Estados Unidos».
Sin embargo, González guarda entrañables recuerdos de los muchos años vividos en La Florida.
«Me gusta la gente, la gente en Miami, a excepción del segmento ese que tiene envenenada la política de la ciudad. La gente común donde quiera es agradable. Me gustaba de Miami la diversidad cultural latinoamericana y extraño eso también».
Voces desde todas partes dentro de Estados Unidos se están uniendo para pedir al Presidente Obama un cambio de la injusta política estadounidense hacia Cuba que lleva ya más de cincuenta años.
Uno de los puntos claves de este creciente debate es encontrar una solución al caso de los 5 Cubanos presos en Estados Unidos por más de 15 años.
El Comité Internacional por la Libertad de los 5 Cubanos con base en Estados Unidos está organizando nuevamente cinco días de actividades en Washington, D.C., desde el 4 de junio al 11 de junio de 2014.
El Comité Internacional además anunció un nuevo blog con información sobre la Tercera Jornada «5 Días por los 5 Cubanos» en Washington DC: http://5daysforthecuban5.com
El blog editado en inglés incluirá las principales noticias en español y es una nueva herramienta que se pone a disposición para dar seguimiento a la III Jornada en Washington.
En el blog se podrá encontrar información sobre la agenda de cada día de actividades, alojamiento y transportación, noticias relacionadas con las acciones en Washington y con el caso de los 5 Cubanos.
René González
Primer cubano liberado
“Hemos tenido que hacer concesiones al mercado que a mí no me gustan, sobre todo en condiciones en que se crean ciertas desigualdades entre las personas que hacen que los más desfavorecidos vivan en una precariedad que antes no conocimos».
«Me parece que es un proceso interesante. Me siento bien de que hayamos hecho un diagnóstico de la realidad cubana y estemos tratando de adaptarla a las nuevas circunstancias sin perder la brújula».
«Me quedo con Cuba porque lo que vi allá fue un sólo partido con dos nombres distintos o sea el partido allá es el dinero. Creo que el Partido Comunista de Cuba es más representativo de la sociedad cubana de lo que fuera cualquier partido en los Estados Unidos».
«Me gusta la gente, la gente en Miami, a excepción del segmento ese que tiene envenenada la política de la ciudad. La gente común donde quiera es agradable. Me gustaba de Miami la diversidad cultural latinoamericana y extraño eso también».