Inmigración y seguridad vuelven al primer plano


Las expulsiones de gitanos en Francia, que crearon malestar en la Unión Europea (UE), ilustran cómo las cuestiones de inmigración y seguridad vuelven a estar en el primer plano en un bloque golpeado aún por la crisis económica y con gobiernos debilitados.


Las expulsiones de gitanos, promovidas por el presidente Nicolas Sarkozy, fueron criticadas por la ONU, el Parlamento Europeo y la Comisión Europea -órgano ejecutivo de la UE- aunque no arrancaron ningún claro reproche de sus homólogos europeos reunidos el jueves en Bruselas.

El jefe del gobierno español, José Luis Rodrí­guez Zapatero, defendió incluso a su colega francés, al sostener que éste tiene «sus argumentos» para desmantelar los campamentos ilegales de gitanos y expulsarles a sus paí­ses de origen, avisando de paso que el «fenómeno» puede extenderse a otros paí­ses europeos.

Francia repatrió desde fines de julio a 1.700 gitanos a Rumania y Bulgaria, en el marco del endurecimiento de la polí­tica de seguridad del conservador Sarkozy, decidido a no dar marcha atrás.

Shada Islam, experta del «think-tank» European Policy Center de Bruselas, critica la manera en que se está desarrollando el debate en Europa, marcado «por los clichés y los prejuicios» contra los gitanos, una etnia originaria principalmente de Rumania y Bulgaria, y «no sobre la base de la realidad».

«Es urgente abordar el fenómeno de los gitanos y los problemas de seguridad que pueden derivarse», pero «atacando sus raí­ces, como la falta de educación y de empleo» entre esa comunidad, que suma entre 10 y 12 millones de personas en el continente, dijo Islam a la AFP.

En Francia, las repatriaciones se enmarcan en una nueva ley más amplia, que pretende facilitar la expulsión de extranjeros en situación irregular, por casos como amenaza al orden público o abuso del derecho de libre circulación del que gozan los ciudadanos europeos.

«Está constatado que, cuando hay problemas económicos, resurgen las cuestiones de inmigración y seguridad, se buscan chivos expiatorios y se formulan preguntas como quién nos roba nuestro empleo», afirma Islam.

Melita Sungic, del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR), cita «un cambio de actitud en los paí­ses industrializados», que se inició tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos.

Las minorí­as han dejado de tratarse desde «la óptica de los derechos humanos, ahora se emplea la perspectiva de seguridad», dice a la AFP Sungic, para quien ese sentimiento se ha reforzado con el derrumbe del sistema financiero en 2008 y la crisis económica mundial.

Europa se esfuerza por recuperarse de su peor crisis desde la Segunda Guerra Mundial y aunque recientemente volvió a la senda del crecimiento, los expertos estiman que éste podrí­a ser transitorio.

Los gobiernos presentan además sí­ntomas de desgaste, tanto en los paí­ses con más dificultades para salir de la crisis, como Grecia y España, como ahí­ donde la actividad económica se aceleró, en el caso Alemania y Francia.

Así­, al socialista Zapatero los sondeos le castigan por las medidas impopulares que tomó para enfrentar la crisis, la popularidad de Sarkozy se desmoronó por proyectos controvertidos como el retraso de la edad de jubilación y la canciller alemana, la conservadora Angela Merkel, pierde fuelle en el seno de su propia coalición.

En ese contexto, «el debate de la seguridad, la explotación de las emociones, da votos», afirma Islam, que detecta la problemática de «forma generalizada en Europa» y no solamente en Francia.

El avance en paí­ses como Holanda, Dinamarca, Austria, Hungrí­a o Suecia de formaciones de ultraderecha, cuyo mensaje vincula í­ntimamente la seguridad con la inmigración, es otro sí­ntoma de que ambos asuntos vuelven a imponerse en el discurso polí­tico.

«La polí­tica se está volviendo nacionalista en muchas partes en Europa: lo demuestra el retorno del (sentimiento) antiinmigrante, las redadas contra los gitanos, la islamofobia y el auge de los partidos de extrema derecha», resume en un artí­culo reciente el economista estadounidense Nouriel Roubini.