Inicio del ciclo escolar 2010: Retos y desafí­os para los educadores


Lic. Raúl Hernández Chacón

1. Al hacer un paréntesis dentro de la cotidianidad del diario acontecer, para la reflexión y la acción, no cabe la menor duda de que hay éxitos y fracasos. Hay posibilidades y limitaciones. No todo es como se quiere. Siempre hay obstáculos, algunos muy difí­ciles de superar, pero hay esperanza e ilusión cuando se ve el futuro inmediato. La Educación no escapa a estas consideraciones. Aún más, es en el campo de la educación en donde más se necesita colocar un alto en el camino, para la  evaluación de lo hecho y lo que no se hizo. Se actúa correctamente cuando se observa lo actuado con visión de futuro. Corregir, mejorar, posibilitar el crecimiento personal, comunitario, privilegiar a la persona, favorecer espacios para crecer, para crear, para recrear, para ser cada vez más persona y realizarse plenamente, es quizá un horizonte de grandes proyecciones en todos los campos de la vida, pero particularmente en el mundo de la educación. Desde esa perspectiva, para los educadores constituye UN DESAFíO Y UNA ESPERANZA, la educación como ámbito privilegiado para desarrollar procesos personales de crecimiento, de posibilidades, de crecer y de recrear. Se está nada más y nada menos con los niños y los jóvenes, se está con la «materia prima», con el mármol en bruto, para extraer de esa piedra, el tesoro más grande, la modelación, el arte de formar personas, personas con capacidad, con coraje, con esperanza, con responsabilidad y con generosidad para ser solidarios y con ilusiones de cambiar al mundo actual por otro, otro mundo, otra sociedad, otra Guatemala, en donde se pueda vivir en paz, construir juntos el futuro, dejar a las nuevas generaciones estructuras más justas y más solidarias. En sí­ntesis, revivir aquellos valores del respeto a la vida, a la libertad, al pensamiento creador. Construir una sociedad más justa y fraterna. Es, con muchas posibilidades  el gran reto de la educación hoy en Guatemala y son los educadores los principales agentes de este cambio, con el apoyo total de los padres de familia, las autoridades educativas y la comunidad en general.

2. Frente a este desafí­o se encuentran los educadores y educadoras inmersos en una sociedad muy débil en cuanto a los valores trascendentes de la persona humana. En una sociedad que reconoce como referentes lo que algunos autores llaman ANTIVALORES. En estas sociedades actuales, en el mundo de hoy prevalece el TENER, EL PODER Y EL PLACER DESMEDIDO. Las personas no valen por lo que son, valen por lo que tienen. La persona humana no cuenta. Lo que vale es el dinero. Cuánto tienes, cuánto vales. Los educadores y las educadoras tienen que lidiar permanentemente con esa lógica deshumanizadora. Tienen que luchar de frente para cambiar esa forma de pensar y de vivir, que los medios de comunicación en general promueven. El comercio y la industria, los bienes y servicios no están al servicio del hombre y de la mujer, es al revés, el hombre y la mujer son esclavos de «las cosas» superfluas, intrascendentes. Sólo les preocupa el hoy, el mañana es incierto, no cuenta. Ello hace que la educación, entendida como desarrollo pleno de la persona humana en todas sus dimensiones, sea cuesta arriba. Hoy se lucha en el campo educativo, en contra de acciones que desprecian la vida humana, con sistemas y estructuras que  tienen como fin el lucro y la acumulación de riquezas pasajeras, de placeres instantáneos, efí­meros. La educación de la niñez y de la juventud está muy débil frente a estas caracterí­sticas de la sociedad de hoy. Las guerras, los linchamientos, los asesinatos, los secuestros, las ejecuciones extrajudiciales están al dí­a y ese escenario diario, cotidiano, prevalece más en las mentes y en los corazones de los niños y los jóvenes de hoy. La vida, la libertad, la justicia y la verdad están ausentes en las estructuras de la sociedad actual. Por ello es titánico el esfuerzo de profesores y profesoras, para librar  dí­a a dí­a, minuto a minuto, cambios de mentalidad, actitudes, formas de pensamiento, visiones humanas de futuro, ante un presente desolador. Esta situación no escapa a la situación personal y familiar de los profesores y profesoras, que tienen que ganarse el sustento, con grandes sacrificios y grandes decepciones, muchas veces incomprendidos, marginados, vistos como holgazanes que sólo  se reúnen para pedir aumento de sueldo. Y cómo no se deben organizar y exigir los derechos justos que la sociedad les niega. ¿Qué profesionales ganan menos que los profesores? Y no olvidar que ellos, los profesores y profesoras tienen la enorme responsabilidad de la formación de la persona humana, no sólo la transmisión de conocimientos académicos.

3.  La educación hoy de cara al 2010 exige nuevos escenarios. Mucha responsabilidad de los profesores y profesoras, pero también estabilidad laboral y sueldos decorosos. Atención personal a los alumnos a pesar de que los alumnos en las aulas de los establecimientos públicos serán numerosos. Recursos para educación. Se está frente a nuevas exigencias pedagógicas. Nuevas técnicas didácticas. El conocimiento debe ser promovido mediante destrezas de aprendizaje. Los profesores y profesoras ya no pueden limitarse sólo a transmitir conocimientos. Deben promover aprendizajes significativos. Deben reconocer que los alumnos pueden y deber superarlos. Ese paradigma no es fácil de superar.

Por eso, la planificación, la organización y la acción educadora deben ser muy bien meditadas, reflexionadas y puestas en práctica convenientemente y dentro del contexto histórico y cultural de los alumnos y alumnos que la sociedad les confí­a a los educadores y educadoras. Ese es su reto, su ilusión y su esperanza, a pesar de todas las limitaciones. ínimo y a continuar la tarea maravillosa que Dios les confí­o, que es nada más y nada menos: Construir al hombre y la mujer y cambiar la sociedad por otra: más humana, más feliz, más solidaria y más fraterna. Felicitaciones por ser maestro, que es ser creador, recordando al gran educador cubano José Martí­.