Suena a perogrullada resaltar la importancia de convivir en una sociedad que ofrezca empleos decentes y sueldos decorosos, especialmente a los jóvenes. Los empleos son los motores que ponen en movimiento todo el engranaje productivo. Sin embargo algo falla en el sistema y en muchos países del mundo es abrumador el desempleo (en España y Grecia 1 de cada 4 jóvenes no tiene trabajo). Pero en Guatemala es una plaga endémica que ahora está llegando a extremos de desesperación. Las cifras del desempleo eso son, cifras, meras estadísticas, pero es un calvario injusto para aquellos que a pesar de su necesidad o motivación solo encuentran puertas cerradas.

Al respecto salió hace poco publicada información que casi pasó desapercibida. La alcaldesa de Masagua, Blanca Odilia Alfaro, ha promovido iniciativa muy interesante: declarar a Masagua como “circunscripción económica”. Este término, poco conocido, está contenido en el artículo 105 del Código de Trabajo inmerso en el capítulo del salario mínimo. Está, pues, relacionada con dicho salario mínimo. La idea de la alcaldesa fue bien recibida por el Ministerio del ramo al punto que se incorporaron a esa categoría especial otros tres municipios: Guastatoya, Estanzuela y San Agustín Acasaguastlán. Es claro que la intención inmediata de la alcaldesa es establecer “condiciones jurídicas laborales específicas” y la mediata es, sencillamente, generar más empleo en su comunidad.

Lamenta la alcaldesa que “de los 45 mil habitantes de Masagua, unos 8 mil se emplean en los ingenios, aunque solo la mitad del año” (Siglo XXI, 4 de marzo 2014). Indica que existen plantas de atún y salmón que emplean a 200 mujeres en buenas condiciones laborales pero que, cuando no hay producto quedan desempleadas. Según la jefa edil “la gran queja o el gran reto que tiene el país y lo que los alcaldes encontramos día a día es solicitudes de cartas de recomendación, pedidos de empleo o de intermediaciones para conseguir trabajo”. Agrega: “La historia nos dice que las grandes potencias económicas y sociales han logrado manejar la parte del mercado de manera creativa y eficiente para dinamizar sus economías. Entonces los Consejos de Desarrollo llegamos al acuerdo de que necesitamos, como dicen, el Código Municipal y la Ley de Consejos de Desarrollo, descentralizar las comisiones paritarias, obviamente, sin descuidar los derechos laborales. “Enfatiza y resume: “Sabemos que cuando somos productivos siempre vamos a generar más”.  Fuera de la necesidad de precisar algunos conceptos, la exposición de la señora Alfaro es muy profunda y contiene pincelazos de esclarecidos conceptos de economía. Más adelante el entrevistador le pregunta: “¿La propuesta de convertirse en una circunscripción vino de ustedes? Sí, pedimos esa oportunidad con la idea de generar empleo y permanente.” Quiere impulsar a su municipio, de una zona agrícola a un sector industrial.

Pero hay algo sugerente: la iniciativa conlleva la aceptación tácita de que los asalariados perciben ingresos muy bajos, salarios “reales” de Q850 a Q1,500 (o Q1,700 en el Petén), y esconde asimismo la confesión de que, aún en el trabajo formal, no se cumple con el pago de los salarios mínimos. Entonces ¿qué vislumbra la propuesta? A) Brindar certeza jurídica, esto deviene innecesario por el mismo orden público;  B)  Aumentar el salario mínimo sería contradictorio; C) Igualar dicho mínimo sería absurdo con el esfuerzo. Lo único coherente con la propuesta sería rebajar, oficialmente, ese mínimo. Una última pregunta: ¿Por qué no declarar circunscripción económica a los 338 municipios del país?